Otro / historia

Había una vez un joven llamado Jack que vivía en un pequeño pueblo rodeado de una densa y tenebrosa floresta. La gente decía que en el corazón de la floresta había un laberinto misterioso que contenía todos los miedos y terrores de quienes se aventuraban a entrar. Un día, Jack decidió que debía enfrentar sus miedos y explorar el laberinto para ver si los rumores eran ciertos. Con su valentía y coraje, Jack comenzó su camino a través de la floresta. A medida que avanzaba, las ramas de los árboles se cerraban a su alrededor, y una niebla tenebrosa lo envolvía. Sin embargo, Jack siguió adelante, sabiendo que debía superar sus miedos para encontrar la verdad detrás del laberinto. Finalmente, Jack llegó a una amplia apertura en la floresta y se encontró ante el entrada del laberinto. Con una fuerte sensación de misterio y un poco de miedo, Jack entró en el laberinto. A medida que avanzaba, se encontró con una serie de desafíos y obstáculos, incluidas puertas cerradas, callejones sin salida y laberintos interminables. Sin embargo, Jack siguió adelante, sabiendo que debía encontrar la salida del laberinto para superar sus miedos. Finalmente, después de muchos desafíos y pruebas, Jack encontró la salida del laberinto y se encontró con una gran alegría. Descubrió que los miedos y los terrores del laberinto eran en realidad productos de su propia imaginación, y que la verdad detrás del laberinto era simplemente la oportunidad de superar sus miedos. Desde ese día en adelante, Jack se convirtió en un héroe en su pueblo, y su historia se contó de generación en generación como un recordatorio de que la verdad y el coraje pueden vencer a cualquier miedo.

En las profundidades del tercermundismo en un país donde la guerrilla predominaba y los rebeldes sólo podían verse obligados a aceptar su cruel destino en manos de temibles hombres, que buscaban someter a la población a un régimen autoritario En las afueras del pueblo, en el campo vivía la hermosa Martoth, hija del único doctor de pueblo. Diferente a las demás, linda de hermosa piel, brillante bajo el sol, su cabello rizado con un estilo único natural y muy elegante. Una bella quincerañera que disfrutaba balancearse en el jardín de su casa quien su única preocupación era su amigo Bony, un precioso puerco. El dr Teran con un prestigio construido hace años y una esposa fallecida casi al momento de regalarle a su única hija (Margoth), quien había pasado solo lo últimos 14 años de su vida y de quien su vida cambió completamente con el régimen pues era obligado a atender a los soldados únicamente dejando de lado a la comunidad Salió un día y no volvió a casa Margoth temiendo lo peor se armó de valor para ir al pueblo y averiguar que había pasado con su padre pues este le había dicho que le dejaba dinero suficiente escondido en un lugar secreto por si es no regresaba. Pero que por ningún motivo fuera al pueblo. Ya que el sabía que su belleza sería un grave problema ya que podía ser obligada a quedarse con algún soldado. No obedeciendo a su padre. Margoth emprendió la búsqueda de su padre hacia ese pueblo corrompido y lleno de soldados de la guerrilla....

¡Hola! Les cuento un poco de que se trata esto, crecí en un barrio un tanto peligroso, entonces mis padres no dejaban que saliera mucho, mi rutina, solo era ir al colegio, hacer tareas, jugar en mi casa sola, o a veces invitaba amigas, pero todo era muy "light" y empecé a engordar, cuando me dí cuenta pesaba unos 70 kilos, siendo una niña de 9 años, era horrible, y mis papás no ayudaban del todo, decían que estaba gordita, que bajara de peso, etc. y bueno no se puede esperar tanto de una niña de 8 sin la ayuda de una nutricionista, era una carga para mi y creo que para cualquier niño/a que se les diga esas cosas sin verdaderamente ayudar, o sea, no iba a bajar de peso solo si me decían que estaba gorda, bueno, el tema fue que un día dije ¡BASTA! y comencé a bajar raciones de comida, no comía cosas "ricas", comencé a hacer ejercicio por mi cuenta, puse los juegos de recreo a mi favor, corriendo y jugando muy activa en el colegio, y cuando me di cuenta, ya habían pasado varios meses así. Había bajado bastante, recuerdo que teníamos una bascula en la casa, y de 70, bajé a 65, en mí creció una sonrisa enorme, en ese momento dije, tengo el control de mi peso, estaba demasiado feliz, pero ya no me bastaba con solo bajar raciones y hacer actividad física, no, quería mas, entonces si bajé la cantidad de comida, me dije, omitiré el desayuno, tomaba mas cantidad de agua, y mas ejercicio. Luego no fue solo omitir el desayuno, sino, el almuerzo, y lo sustituí por agua,mas ejercicio, seguí así hasta medio año o casi un año, que ya todos comenzaron a notar de verdad mi perdida de peso, por dentro me sentía muy bien, hasta que llegó el día en que me pregunte si podía vomitar, y aquí es donde me veía gorda todavía, por suerte, no vomite jamas, (me da mucho asco el vomito y solo el hecho de pensar en eso me asquea mucho) así que no lo hice. Pero mi mente ya no era la misma,era una obsesión, seguí hasta cumplir los 10 años, y una mamá de una compañera me pregunto si estaba comiendo, porque me veía muy pálida, ahí fue cuando me di cuenta que estaba mal. Mis padres trabajaban mucho así que no sabían, los fines de semana si desayunaba y almorzaba, a veces no cenaba, pero no decían nada. Con esto quiero decir, que hay que tener mucho tacto para decir algunas cosas, sobre todo en la niñez y adolescencia, solo con decirle a alguien que esta gordo, no basta, no es una ayuda de verdad, y a tener mucho ojo con los hijos, en si, yo siempre entendí porque trabajaban mis padres, y no les guardo rencor, pero quizás en otros niños no sea así, y hay que cuidar las relaciones madre/padre he hijo/a. ¡Nos vemos en otro post!