Mamá salió del cuarto y me apresuré a levantarme. Quite las sábanas de mi cuerpo y corrí a la ventana de puntillas para abrirla; el cielo estaba estrellado como el día en que él se fue. Abrí el pequeño cajón que había al lado de mi mesa de noche y saqué la carta que había escrita.

“Había una vez... una familia que vivía en la luna. Solo era el papá y sus dos hijas, la primera nació en época de Sol y la segunda en época de Luna.

Cuando las hijas crecieron se peleaban mucho así que el padre creó un planeta solo para cada una de ellas. A la primera le dedico una bola de luz y a la segunda una pelota para jugar.

Un día el hombre salió a hacer el único trabajo que tenía: despertar a su hija Sol. Era tan simple como lanzar una cuerda al otro lado del mundo y tirar de ella hasta que Sol saliera y alumbrara todo; pero debía tener cuidado porque si Sol se resistía a despertar él saldría volando al espacio sin poder regresar.

Cuando el hombre tiró la cuerda, sin querer ella lo jalo de mas enviándolo a volar por el espacio sin rumbo alguno.

Desde entonces ambas hijas se dedicaron a lanzar pequeñas lámparas el espacio; Luna creaba pequeñas cajas que Sol llenaba con luz y entre ambas las iban dejando por donde ellas pasaban esperando que su padre las viera y regresara con ellas...”

La última carta que tenía de mi padre; el último cuento que escribió. Mi padre se fue hace año y medio, es astronauta. Él me contaba cuentos antes dormir y antes de irse se aseguró de dejar uno último antes de partir jurando que cuando volviera me contaría el final.

-Solo espero que regreses, papá-

-Alexxitaor.