Hace 3 años todos mis amigos y conocidos futboleros hablaban sobre que sería del fútbol cuando Messi y Cristiano Ronaldo empezaran su inevitable descenso futbolístico que no les permitiera seguir siendo los mejores del mundo sin discusión y ganar Balones de Oro sin dejar oportunidad a nadie más. En aquel momento hablaban sobre quién sería el próximo Rey del fútbol mundial, quien sería el primero en ganar un Balón de Oro diferente a Messi y Cristiano Ronaldo, quien sería el heredero del trono de mejor futbolista del planeta.

Quien oía esta pregunta se apresuraba a lanzar nombres como Neymar, Bale, Dybala, Hazard o James Rodríguez. Pero cuando yo era cuestionado sobre este asunto siempre respondía lo mismo: “El heredero del trono del fútbol mundial aún no ha aparecido. Es muy probable que ni siquiera haya debutado aún, porque debe tener como 15 años y ser un perfecto desconocido…por ahora”. Yo sabía que Messi y Cristiano, ya que son unos extraterrestres y gracias a su constante cuidado físico, serían jugadores longevos. Estaba convencido que mantendrían el nivel superlativo al que nos tienen mal acostumbrados por mucho más tiempo de lo que suele hacerlo el futbolista promedio. Además, siempre les decía a mis amigos: “Cuando ya el físico les empiece a pasar factura y no tengan la misma velocidad, si son sólo un poco inteligentes Messi se tirará atrás y empezará a jugar de ‘10’ creando juego; mientras que Cristiano abandonará la banda y se centralizara para jugar como ‘9’, definiendo las jugadas. Si hacen esto y se reacomodan dentro del campo van a seguir jugando y siendo los mejores hasta la edad que les dé la gana”. Creo que el tiempo me dio la razón.

Todos estos razonamientos hicieron que me pusiera a pensar sobre quien les arrebataría a estos dos monstruos el título de mejor futbolista del mundo. Me puse a hacer cálculos y las matemáticas simplemente no me daban. Y es que todos los candidatos que me sugerían en ese momento no eran ningunos niños, sino que ya se encontraban en el mejor momento futbolístico de sus carreras o ya estaban a punto de pasarlo. Entonces como intuí que Cristiano y Messi seguirían siendo lo que son hoy día aun superando la barrera de los 30 años, deduje que ninguno de estos supuestos herederos podrían convertirse en el nuevo Rey del fútbol. Y es simple, porque cuando efectivamente Cristiano y Messi bajaran de forma realmente considerable su nivel ya todos estos otros jugadores estarían cerca de cumplir los 30 años de edad y su mejor fútbol habría quedado atrás. Y de nuevo el tiempo me dio la razón: ninguno de ellos fue digno. Hicieron todo lo que pudieron pero no lograron brillar lo suficiente como para salir de la sombra de Messi y Cristiano Ronaldo.

Por todo eso concluí que el heredero aún no había llegado, que debía ser alguien lo suficientemente joven para no sufrir todos los efectos de la dictadura del argentino y el portugués. Así que me dije a mi mismo que no debía preocuparme por ellos, que cuando llegara ese elegido inmediatamente me daría cuenta e inmediatamente lo proclamaría como el siguiente en la sucesión real.

El 23 de marzo de 2017 ese día llegó, finalmente el príncipe heredero había arribado a la escena mundial asentando un golpe sobre la mesa. Un semidesconocido jugador francés de 17 años llamado Kylian Mbappé Lottin cuajaba una actuación magistral para eliminar al todopoderoso Manchester City de Pep Guardiola en el Etihad Stadium. Ese día me convencí que este chico estaba destinado a destronar a Messi y Cristiano Ronaldo e inmediatamente empecé a proclamarlo como tal.

Desde su irrupción en esa mágica noche de Champions League Mbappé se convirtió en la nueva sensación del fútbol mundial y en el nuevo chico maravilla de este deporte. El que ese niño con apenas 17 años fuera capaz de deslumbrar con su calidad a todo el mundo y llevar al Mónaco a coronarse campeón de la Ligue 1 ante el todopoderoso PSG, además de conseguir llegar a semifinales de la UEFA Champions League fue algo simplemente impresionante. Debido a todo lo que ha logrado con tan sólo 19 años se le ha llegado a comparar con Pelé y hacer eso no es ninguna locura.

Y es que si vemos a Mbappé inmediatamente notamos que es un jugador incomparable con un talento sublime, muy por encima de cualquiera de su edad. Es un delantero con gran capacidad y olfato goleador, además de tener un regate endemoniado que sumado a su velocidad inigualable lo convierte en alguien prácticamente imposible de detener para las defensas rivales. Gracias a los goles de Mbappé, el Mónaco logró el título como ya mencioné antes. Todo esto hizo que el PSG no dudara ni un segundo en tirar la casa por la ventana y pagar 180 millones de euros por un niño que ni siquiera había cumplido la mayoría de edad, y no se equivocaron. Desde su llegada al club parisino, Mbappé empezó a demostrar porque habían pagado una millonada por él, cuando en medio de las discusiones entre Neymar y Cavani sobre quien cobraba los penales y otras tonterías, el francés sacó el equipo adelante. Dejó de lado al brasileño y al uruguayo y se puso el equipo al hombro, demostrando que él es la verdadera estrella del equipo.

Pero no todo es talento y velocidad en este crack, porque a pesar de su corta edad ha demostrado tener una gran disciplina que le permitirá tener una carrera longeva y mantenerse muchos años en el primer nivel. Porque uno ve al jovencito con la camiseta del Monaco que eliminó esa noche al Manchester City y, a pesar que no han pasado ni siquiera 2 años de aquello, no se parece en nada al Mbappé de hoy. Al menos no físicamente, porque desde su llegada al PSG Mbappé contrató un entrenador personal que le ayudara a de desarrollar su físico. Por eso es que hoy no vemos a ese chico delgado y veloz, sino a un jugador con una musculatura importante y un físico impresionante que aunado a su inmensa velocidad es indetenible.

Y fue gracias a esa misma preparación física que, a diferencia de otras estrellas, Mbappé logró llegar en su mejor forma física y futbolística al Mundial Rusia 2018 donde se convirtió en uno de los bastiones de la Selección francesa y se terminó coronando como campeón del mundo y uno de los mejores jugadores del torneo. Todo esto con sólo 18 años de edad. Lo más inaudito es que muy probablemente no sea la única estrella de campeón del mundo que le espere a Mbappé en su pujante carrera.

Y no se trata sólo de números, goles, jugadas espectaculares o títulos para poner sobre los hombros del francés el título tan pesado que le estoy adjudicando; es algo que va más allá. Mbappé me hace sentir cosas que pocos futbolistas me han causado. Cuando lo veo galopar el campo con esa velocidad, quitarse de encima a dos defensas en un espacio ínfimo para luego definir con la mayor de las sutilezas frente al portero, siento lo que sentía cuando veía jugar a Ronaldo, Zidane, Ronaldinho, Messi, Casillas, Iniesta; esa emoción de que lo que estaban haciendo esos jugadores con el balón era algo único e irrepetible, algo que nadie más podía hacer y que yo no vería de nuevo nunca más. Eso es lo mismo que siento cuando veo a Kylian Mbappé y que nadie más de su generación me ha hecho sentir. Ese chico nació con estrella, quien no lo pueda notar es porque es un ciego y no entiende nada sobre este deporte.

Estoy completamente convencido y puedo decir sin temor a equivocarme que Kylian Mbappé Lottin es el elegido por los dioses del fútbol para ser el legítimo heredero del trono de Messi y Cristiano Ronaldo. No tengo duda que será el primero en ganar un Balón de Oro después de esta época gloriosa que vivió el fútbol (Quizás las estadísticas podrán decir que el primero en realidad es Luka Modric al haberse hecho acreedor del Balón de Oro de este año, pero para mí no cuenta porque no fue merecido, tal como explique hace unos días atrás). Mbappé está destinado a gobernar el fútbol mundial con puño de hierro y ganar dos, tres, cuatro, cinco Balones de Oro…el límite se lo impondrá él dependiendo de su dedicación, compromiso y profesionalidad; porque talento le sobra para cumplir su deber histórico al cual el fútbol lo ha llamado.