Decepción. Eso fue lo que sentí cuando sonó el pitazo final del Clásico de ayer, donde Barcelona goleó 3-0 al Real Madrid en el Santiago Bernabéu por la vuelta de la semifinal de la Copa del Rey. Siento decepción porque, a pesar que el conjunto merengue fue infinitamente superior desde el juego, lo táctica y las llegadas, de nuevo salió goleado ante el eterno rival. Siento decepción porque, a pesar de todas las llegadas que se generaron, de nuevo no hubo nadie que fuera capaz de mandar al menos uno de esos balones al fondo de la red. Siento decepción porque se ha repetido la misma historia del resto de los Clásicos de la temporada: un Real Madrid que ha demostrado no ser inferior al Barcelona, termina siendo humillado por no saber concretar las ocasionas que genera.

El Real Madrid tuvo 16 oportunidades de gol, de los cuales sólo 4 fueron al arco y ninguno acabó en gol. Este equipo juega y genera, pero lamentablemente este deporte se juega con portería y el que meta el balón más veces allí es el que termina ganando, algo que el Real Madrid de esta temporada muchas veces ha sido incapaz de hacer.

El problema en este caso es el último intérprete, ese encargado de marcar los goles, de ese último remate de cara al gol. Desde que salió Cristiano Ronaldo del equipo con rumbo a Turín el año pasado, el Real Madrid se quedó sin ese jugador capaz de finalizar todas las ocasiones generadas por sus compañeros. Y en ningún partido de la temporada ha quedado este hecho tan evidenciado como en el Clásico de ayer. El Real Madrid echó de menos a Cristiano Ronaldo y mucho; con el portugués en el campo al menos un gol habría logrado embocar.

Y luego debemos pasar revista por los responsables de los goles en este equipo post-Ronaldo, quienes han quedado ampliamente en deuda. No podemos esperar ganar cuando tu ‘9’, el delantero centro de tu equipo pasó todo el partido combinando en la media luna sin que hubiera nadie en el punto penal, moviéndose alrededor del área sin siquiera pisarla y jugando para un jugador que ya no está en el equipo. No podemos esperar ganar cuando tu delantero por izquierda (que sólo sabe jugar por esa banda y por ningún otro lado) tiene 4 ocasiones de gol claras y no es capaz de meter ninguna porque simplemente no sabe patear. No podemos esperar ganar cuando tu delantero por la derecha lo único que sabe hacer es correr y simplemente no aporta nada al juego ofensivo del equipo.

Y yo no dudo de la calidad técnica de Benzema y de todo lo que aporta a la creación de jugadas o del dinamismo de Vinicius y de cómo es capaz de volver locas a las defensas rivales (de Lucas Vázquez si no tengo nada bueno que decir, es un jugador que simplemente no tiene nivel para ser titular en el Real Madrid); pero cuando no entendemos cual es realmente nuestra falla ni nos esmeramos por corregir, simplemente estamos fracasados.

Así no se puede ganar, así no se puede aspirar a nada. La falta de gol es un pecado y el Real Madrid lo sabe. Desde el inicio del ciclo Lopetegui ha quedado evidenciado esta terrible falencia del equipo blanco, pero ni el español ni Solari han sido capaces de corregir ese problema. Lo peor es que las soluciones están disponibles y parece que nadie las puede ver. Me resulta inconcebible como Solari es capaz de dejar fuera de la convocatoria a Mariano, el único rematador franco que tiene el equipo

Mariano podrá no ser el delantero más rápido o el más técnico, pero es un delantero con mucho gol; de esos que entra al campo y sabes que al menos una ocasión tendrá para mandar el balón al fondo de la red. Sin embargo veo con tristeza como ni Lopetegui ni Solari parecen no confiar en él. La otra gran solución del Real Madrid para tratar de maquillar esta temporada es que Marco Asensio vuelva a su mejor nivel. Asensio es esa clase de jugador que tiene una efectividad increíble, que es capaz de mandar al fondo de la red la única oportunidad que se le presente, es un rematador nato. Además, es un jugador perfecto para combinarse con Benzema y para ocupar la posición de ‘9’ cuando el francés sale del área. Pero, al menos de momento, la vuelta de Asensio a su mejor forma se antoja hasta más difícil que el que Mariano reciba oportunidades.

La falta de gol es un pecado que el Real Madrid, un equipo caracterizado por su efectividad y porque los goles se le caían de los bolsillos, simplemente no puede permitirse. Esto ha hecho que el Real Madrid haya recibido dos goleadas mentirosas y evitables ante el Barcelona.

Espero que Solari, que ha tenido el valor de tomar decisiones de gran peso, sea capaz de corregir esta situación con el escaso material que cuenta para poder terminar la temporada de forma decorosa. De lo contrario, y a pesar de ser el menos culpable de esta situación, terminara siendo el primer limpiado en la inevitable renovación que debe plantearse el Real Madrid el próximo verano, donde su primer objetivo será buscar jugadores capaces de traer el Bernabéu ese preciado tesoro que se perdió desde que Cristiano nos dejó: el gol.