En la historia de la Fórmula 1, se han vivido grandes duelos entre diferentes pilotos. De estos duelos, nacieron rivalidades que acabaron siendo históricas y cultura fundamental de esta disciplina automovilística.

Algunas de estas legendarias rivalidades, fueron un camino de espinas para los propios pilotos, volcando en su adversario todo tipo de actuaciones, tanto dentro como fuera de pista. Mítica y áspera, es la rivalidad que mantuvieron Nigel Mansell y Nelson Piquet. La famosa y llevada a la gran pantalla, entre los pilotos Niki Lauda y James Hunt. Y la más pasional de todas a mi humilde opinión, entre Senna y Prost.

Otras de estas legendarias rivalidades, fueron respetuosas (en casi todo momento, entendiendo el furor y la adrenalina que otorga la pista de carreras) con un broche de reconocimiento entre los pilotos.

Sebastian Vettel, piloto seis años menor que Fernando Alonso, podríamos situarlo en una generación más joven que a la de este último. Esto llevó a que en el momento de máximo esplendor de la rivalidad entre estos dos grandísimos pilotos (años en los que Vettel se proclamaría cuatro veces seguidas, campeón mundial de pilotos), se vivieron momentos de mucha tensión, donde en algunas ocasiones, era más palpable la crispación que el respeto. Una gran promesa del deporte en un gran coche ante un piloto ya consagrado en pista, con un coche inferior.

Sin embargo, la vida continúa sin frenos y a lo loco, regalándonos mil futuros impredecibles que hacen, aún más, encantador nuestro deporte. El Asturiano, tras ver como el Alemán se proclamaba por cuarta vez consecutiva, campeón del mundo de pilotos, vaticinó en un medio de comunicación español, que el problema de Sebastian sería: "cuando algún día tenga el coche igual que el de los demás pilotos y sea cuarto, quinto o séptimo".

En un final de etapa complicado en Ferrari, el 5 de Aston Martin, ya no estaba en posesión de un coche ganador, digno de hacer competencia a los Red Bulls, y salieron a relucir sus carencias. Esto, parece ser que le ha podido llevar a valorar más la figura del deportista español, ya que se ha vivido un gran cambio de actitud entre ambos pilotos (aunque tengan sus cruces en pista...) siendo una pareja entrañable en el paddock. Igual se celebran cumpleaños, que comparten sus opiniones, que se valoran constantemente en prensa.

Esto, no me lleva a otra conclusión que valorarlo muy en positivo, ya que demuestra que aunque esta temporada no estén luchando por ser el número 1 (sí por otros objetivos, no menos valorables) la rivalidad puede ser llevada con deportividad y respeto. Sin duda es un gran ejemplo para las próximas generaciones, ya que sin duda, hay que caminar hacia el progreso. Crecer viendo estas muestras de cariño, forjarán un buen comportamiento, a diferencia quizás, que los criados con imágenes y lenguajes ofensivos entre personas, que se jugaban la vida a más de tres cientos kilómetros por hora, codo con codo.

JLPS