En una jornada emotiva, la nadadora argentina Delfina Pignatiello ganó la segunda medalla para el país anfitrión de los Juegos Olímpicos de la Juventud. Su emoción valió más que cualquier lugar en el podio y recorrió el mundo.
A pesar del desfinanciamiento que padece el deporte argentino por parte del Estado, nuestro suelo sigue brindando deportistas de calidad, que entrenan y se superan en las condiciones que les toque.
Este es el caso de Delfina Pignatiello, una jovencita de 18 años, que ayer ganó el segundo lugar en la prueba de 800 metros, tras quedar en primer lugar la húngara Ajna Kesely, cuyos registros de este año son excepcionales.
Delfina, que se hizo de la primera medalla plateada para Argentina en estos Juegos Olímpicos de la Juventud, es bicampeona mundial en 800 y 1.500 metros en Estados Unidos, medalla plateada en 400 metros y lleva el récord argentino de 800 metros desde 2016.
Se trató de una jornada emotiva y especial para la nadadora, ocupando las tapas de los diarios argentinos. Es que su abuela falleció la semana pasada, en la previa de su presentación en las olimpíadas. En un momento tan importante de la vida deportiva de cualquier atleta, una pérdida personal tan reciente puede afectar determinantemente el rendimiento en competición. La concentración y el enfoque de Delfina fueron admirables. Y como no podía ser de otra forma, la medalla se la dedicó a su abuela. Bien por ella y por todos los jóvenes que hacen del deporte una forma de vida basada en valores nobles, y pese a las adversidades superan todos los obstáculos.
Comentarios