En mi querido país Venezuela, existen escenarios realmente majestuosos para la práctica de diversos deportes.
Al hablar del Estado Mérida, por lo general pensamos en frío, montaña, gastronomía y artesanía; pero entre tantas bondades que ofrece esta hermosa ciudad, una caminata por sus paisajes resultan un verdadero atractivo, para los más expertos por supuestos la práctica de múltiples deportes extremos.
Particularmente, me conecto con la naturaleza y considero que caminar a más de 4000 metros de altura es un verdadero esfuerzo físico que permite el equilibrio perfecto entre la mente, el cuerpo y la belleza de un ecosistema como pocos.
En mis vacaciones de 2017 recorrí una vez más esta ciudad, pero está vez tuvimos la oportunidad de subir el teleférico Mukumbarí, el cual es considerado como el más alto y largo del mundo, además de ser una obra de infraestructura turística muy moderna. La diversidad de plantas típicas de los Andes hacen del recorrido un paraíso natural. Si eres de los que aman la naturaleza encontrarás en el Parque Sierra Nevada un verdadero espectáculo, yo por mi parte me quedé enamorada del Frailejón.
A esta altura resulta es un verdadero esfuerzo respirar por el poco oxígeno, antes de subir son muchos los consejos que te dan los guías para evitar recaídas. Realmente una caminata en este ambiente y a paso lento pone a prueba al más competente atleta, en mi opinión es un verdadero ejercicio cadio-pulmonar, que resulta gratificante. A cada paso, tu mente se desconecta de la rutina, de las presiones o situaciones de estrés cotidiano mientras cada célula de tu cuerpo se oxigena.
En estos rincones de Venezuela realmente aprecias la maravilla de la naturaleza en cada flor, cada animalito, cada brisa gélida. Invito a darse este regalo al alma; invito a no perder la oportunidad de disfrutar este paseo.
Considero que cada deportista debe conectarse en mente y cuerpo, pero aún más si es en contacto con la naturaleza que habita a más de 4000 metros de altura, como solo lo ofrece en nuestro país el Estado Mérida.
Comentarios