La palabra “estrés” deriva del griego “stringere”, que significa provocar tensión. El término estrés proviene de la física y la arquitectura. Se refiere a la fuerza que se aplica a un objeto, que puede producir fatiga, deformarlo o romperlo.
El doctor Hans Selye, considerado el padre en el estudio del estrés, en el año 1935, lo definió como: La respuesta adaptativa del organismo ante los diversos estresores. Lo denominó “síndrome general de adaptación”.
Ante una situación de amenaza para su equilibrio, el organismo emite una respuesta con el fin de intentar adaptarse. Selye define este fenómeno como el conjunto de reacciones fisiológicas desencadenadas por cualquier exigencia ejercida sobre el organismo, por la incidencia de cualquier agente nocivo llamado estresor. Se puede definir, pues, como la respuesta física y específica del organismo ante cualquier demanda o agresión, ante agresores que pueden ser tanto físicos como psicológicos.
Selye describió tres etapas de adaptación al estrés:
- Alarma de reacción: cuando el cuerpo detecta el estresor.
- Fase de adaptación: el cuerpo reacciona ante el estresor.
- Fase de agotamiento: por su duración o intensidad empiezan a agotarse las defensas del cuerpo.
En la fase de alarma en nuestro organismo se activan una serie de sistemas de origen neuro endocrinos, que tienen como objetivo prepararnos para hacer frente a determinado estresor. Esta activación da lugar a un aumento en la producción de cortisol, conocida como la hormona del estrés, así como de adrenalina y noradrenalina.
El aumento de estas hormonas genera cambios en nuestro organismo tales como: Aumento de la frecuencia cardiaca y capacidad respiratoria, redistribución de la sangre, dilatación de las pupilas, mayor estado de concentración y alerta.
La activación de todos estos sistemas tiene como finalidad preparar al organismo bien sea para enfrentar al agresor o para la huida.
En la fase de adaptación ya estamos preparados para interactuar con el agente estresor, produciendo una respuesta adaptativa con la finalidad de adecuar nuestros sistemas y obtener una respuesta adecuada ante el agente agresor y así poder superar la situación o circunstancia que genera el estrés y así volver a la normalidad.
En ella se desarrollan un conjunto de procesos fisiológicos, cognitivos, emocionales y comportamientos destinados a “negociar” la situación de estrés de la manera menos lesiva para la persona.
La fase de agotamiento se presenta en el momento en que el estresor sobrepasa nuestra capacidad de adaptación y resistencia, bien sea porque la situación de estrés es extremadamente impactante o porque se mantiene por un periodo de tiempo muy prolongado, lo cual genera que nuestros sistemas de adecuación y respuestas colapsen. Entonces, la persona comienza a sentir un estado de disconfort, angustia y ansiedad.
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