Florentino no disimula ni se esconde, tiene un objetivo y va por él. Él quiere pasar a la historia como el mejor Presidente del Real Madrid y en su afán por lograrlo, no se da cuenta que sus formas no son ni remotamente las más idóneas ni adecuadas.
Ya en su primera etapa como presidente blanco, Florentino falló en su cometido. En tal sentido, es necesario recordar que el Madrid cayó en una espiral auto-destructiva que solo se contuvo cuando Florentino abandonó intempestivamente la presidencia, siendo el primer presidente de la entidad blanca en hacerlo.
Su gestión se vió entorpecida por una serie de decisiones y caprichos que a la postre solo sirvió para torpedear un proyecto ganador.
Y es que Florentino no se permitía oír consejos deportivos que fueran contra sus intereses ni su visión empresarial, él se creía capaz de manejar la parcela deportiva con total solvencia cuando en realidad, no era así.
Además, como bien lo reconociera posteriormente, él mismo fomentó la dejadez y el desdén de la plantilla blanca al malcriar a sus jugadores estrellas debido a una actitud complaciente y paternalista que había asumido para con ellos.
Es decir, el único responsable del fracaso de su primera gestión como presidente de la entidad blanco fue él y nadie más que él.
Ahora, en su segunda etapa como Presidente del Real Madrid, Florentino repite, salvando las distancias, los mismos errores reviviendo con ellos viejos fantasmas que se creían desterrados en el conjunto blanco, aunque increíblemente Florentino Pérez esta vez ha logrado lo impensado y se ha superado en lo negativo. Y es que en 4 meses, además de destruir a la selección española y con ella la posibilidad de lograr su segundo campeonato mundial, ha destrozado al mejor Madrid de la historia. Todo por culpa de su megalomanía.
Por lo tanto, ahora mismo podemos afirmar que el único responsable de lo que vive el Madrid por estos días tiene nombre y apellido y se llama Florentino Pérez .
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