Lo que podemos contar es algo que jamás hubiéramos imaginado en mucho tiempo. Vinicius Junior se quedó sin su ansiado trofeo a pocas horas de que se supiera que finalmente iba a ser Rodri Hernández el galardonado.
En el día de ayer, 28 de octubre del presente año, el Balón de Oro otorgado por la revista France Football, decidió cambiar el nombre del ganador por un motivo de peso: no todo vale para ser el mejor jugador del mundo. También hay que contar otras cualidades aparte de las de tener talento para jugar al fútbol: Hay que ser respetuoso y no provocar a la gente.
Está muy claro que Vinicius Junior es un jugador joven y de mucho talento. Procedente del Flamengo, fichó por el Real Madrid en el 2018 a la edad de 18 años. En los últimos 6 años lo ha ganado todo con el club merengue. Polémicas aparte, podemos hablar de un jugador en potencia, con una calidad y una explosividad que hacen de él un constante candidato a ser el mejor jugador del mundo, pero claro, como ya sabemos, el Balón de Oro no se rige únicamente por los logros deportivos: también tiene que calar entre los aficionados del fútbol en general.
Vinicius Junior es brasileño, nacido en la localidad de Sao Gonçalo el 12 de julio del año 2000. Como todos o casi todos los jugadores brasileños, se crió en unas condiciones de vida bastante humildes, y sólo gracias a su talento fue avanzando a pasos agigantados hasta llegar a Europa, de manos del Flamengo, conviertiéndose en un jugador explosivo deportivamente hablando, haciendo de la velocidad en el desmarque y la capacidad de marcar goles en los momentos precisos como su principal característica.
Pero como todo, no es suficiente con tener calidad y demostrarla en los terrenos de juego. Millones de niños en todo el mundo, en especial seguidores de su actual club, veneran a la figura deportiva del jugador, tomándolo como ejemplo, tanto en su actitud futbolística, como en su forma de ser y carácter personal. Y aquí es donde falla.
Vinicius Junior se ha ganado a pulso el apelativo de "Chulicius el provocador" que le hemos puesto en Nac Channel Barça, tanto en los canales de vídeo y streaming, como en el pódcast de Spreaker y aquí, en el Blog de Scorum, donde hoy nos estrenamos. Sin entrar en detalles como sí hemos hecho en cada contenido que hemos creado para nuestros canales y pódcast, tenemos que resumir que Chulicius (Vinicius Junior) se dedica a caer en la trampa de la provocación que por otro lado es bastante habitual en el mundo del fútbol, ya que el aficionado que paga la entrada para ver a su equipo, manifiesta normalmente su opinión en relación a su club pitando, con descalificaciones o con gestos notables de aprobación por su rendimiento. Lo malo es que a veces, esos insultos traspasan lo que aquí decimos una gran línea roja en lo que llamaríamos el límite de lo permitido.
Cuando la gente se pasa de la raya y opta por insultar a los jugadores por su raza o religión aquí estamos demostrando que por mucho que tengamos derecho a mostrar desaprobación por el mal rendimiento de nuestro equipo en el terreno de juego, hay que tener en cuenta de que hay que mostrar un mínimo respeto exigible hacia el jugador, que, a pesar de que es millonario, tiene talento y es una figura pública, no deja de ser un ser tan humano como podemos ser nosotros, por lo tanto, todos tenemos derecho a que no se nos falte al respeto por tener un color de piel o una ideología religiosa o sexual diferente a las de los demás.
Pero también hay una línea que los jugadores de fútbol deben respetar. No todo vale, como ya hemos dicho, pero una cosa es insultar en un momento de calentura al jugador por considerar que no está rindiendo como debería acorde a su condición de futbolista de élite que es y otra muy distinta, meterse en terrenos que ya vulneran la dignidad de dicho futbolista como ser humano.
Vinicius Junior es un jugador que no toma conciencia de que al ser un personaje público, hasta cierto punto debe asimilar la crítica de los aficionados gracias a que vive como lo hace, cómodamente. Y aunque hemos señalado que hay límites que no debe aguantar, eso tampoco le da derecho a creerse superior a los demás y permitirse el lujo de faltar el respeto a los mismos aficionados, los árbitros e incluso a los rivales, con gestos de burla, descalificaciones o compararse con aires de grandeza.
Todo ello ha sido motivo más que suficiente para que el fútbol tal y como lo concebimos y conocemos, con los valores intrínsecos en el deporte que le caracteriza, hayan sido interpretados a modo que al final, Vinicius Junior haya sido perjudicado y se haya quedado sin un trofeo que de otro modo seguro que hubiera recibido merecidamente. Por ello debe tomar conciencia, y en lugar de molestarse y actuar de manera infantil manifestando improperios como "No están preparados" o similares, debe tomar nota y aprender la lección que le ayudará a coger carisma y empatía hacia el mundo del fútbol en general.
El fútbol necesita a futbolistas de la calidad de Vinicius Junior, pero tiene que desechar a personajes conflictivos como el niño que se dedica a llamar la atención cuando las cosas en lo deportivo no le van como deben ir. Esperemos que por el bien de todos, predique con el ejemplo.
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