Real Madrid logró una victoria luego de 6 partidos consecutivos sin ganar, pero logró disipar las dudas?

EL Real Madrid se enfrentaba al Viktoria Plzen en la tercera jornada de la UEFA Champions League, teniendo la necesidad de ganar para poder mantener el pulso como posible candidato a ganar su cuarta copa de Europa seguida.

El partido no fue muy cómodo para los merengues, con una fragilidad defensiva que viene arrastrando desde hace varias temporadas atrás pero opacada por su increíble poderío ofensivo en las mismas; cada vez que los de la República Checa lograban llegar a 3/4 de cancha se sentía una fragilidad en la saga defensiva tremenda. Mientras que ofensivamente eran infinitamente superior al rival, generando ocasiones manifiestas de gol incesantes; lograron ponerse por delante en el marcador con un gol de Karim Benzema, que rompía una sequía larga de partidos sin poder anotar.

Los checos optaron por jugar a la antítesis del juego a ras de suelo que proponían los de Lopetegui, aprovechando la corpulencia de sus jugadores, lanzaban balones largos para que su centro delantero pudiera retener el balón y salir por las bandas ganando la espalda de los laterales madridistas. Desaprovecharon una enorme cantidad de ocasiones de gol claras generadas por el desconcierto que generan los merengues a la hora de retroceder con muchos metros a sus espaldas.

Al término del partido (y durante grandes pasajes del mismo), el Bernabeu mostró su enorme descontento con respecto al trámite del partido. Lopetegui pretende apostar por un equipo de amplia posesión con una generación constante de ocasiones, pero descuida la faceta más importante después de la de tener el balón, el saber defender con muchos metros a espalda de su propio arco.

El Real Madrid consiguió una victoria agónica sobre la hora; dejando una sensación mas allá de los dos goles anotados, de que es un equipo que ofensivamente sabe a lo que quiere jugar (el funcionamiento para generar ocasiones es bueno, por más de que no tenga un rematador nato) pero que a la hora de defender deja una sensación de debilidad tan grande que uno cree que cualquier equipo puede generar ocasiones de gol si se lo proponen.