Una vez estaba viendo un programa llamado “Hay Equipo”. Este se transmitía por el canal de deportes TyC Sports, donde los periodistas del canal formaban un equipo de fútbol 5 y jugaban con los invitados. Ex jugadores de fútbol campeones con algún club, programas de radio, televisión, escritores, bandas de rock y hasta una compañía de teatro.
Estos jugaban un partido, relatado por la voz particularmente rasposa de Gabriel Pereira y luego se sentaban a disfrutar de un buen asado. “¿Eso es todo el programa?”, cuestionó mi esposa mi programa favorito.
Para el hombre futbolero es lo más lindo que hay. “Es un planazo”, recuerdo que haberle contestado.
Mi mujer lo resumió en esa frase vacía, pero es más que eso.Es todo un proceso el que se necesita para organizar. Uno comunica la idea al grupo, buscan un día en que puedan todos. Generalmente es un día fijo a la semana. Si hay bajas, se intenta buscar reemplazos de manera rápida. Uno alquila la cancha y otro compra la carne y las bebidas.
Ya en la “canchita” van cayendo de a poco. Los que se visten con el equipo completo (camiseta, pantalón, medias y botines) no suelen tener mucha idea del juego, erran los pases y hasta le rebota el balón porque no saben controlarla. Caso contrario es aquel que no le presta atención a la indumentaria. Con una remera gastada, un pantaloncito y unas zapatillas rotas le alcanzan para desplegar su magia.
Si son muchos, se arman más de dos. Los que no juegan, suelen aprovechar para provocar alguno con sus chistes. Por lo general está vinculado a su pareja, ya sea por una supuesta infidelidad o que el compañero en cuestión es un sometido por ella (pollerudo).
También comentan las acciones del partido: una patada fuerte, un caño, un pifie o algún gol. Si el más joven no corre lo suficiente lo acusan que su novia “lo está dejando sin piernas”. Si esa chica se atreve a aparecer en el lugar y el chico va corriendo hacia ella, siempre hay uno que grita: “Uh, cómo te tienen. Te tienen cagando”.
El resultado es anecdótico, salvo para el competitivo que no le gusta perder a nada; lo más lindo viene después. Es como el tercer tiempo del Rugby. Se sientan todos en la mesa, y mientras comen, repasan las acciones del encuentro y hacen chistes.
Es por eso que el fútbol nos gusta tanto. Esa hermandad, esa unión que genera. Son momentos inolvidables que quedan para siempre y que en el futuro vuelven en forma de recuerdo, para hacernos felices otra vez.
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