El caño más lindo del mundo es incoloro. Destiñe camisetas y eleva la pasión por el fútbol. El caño más lindo del mundo es más que un paso de baile o una simple obra de arte. Es un poema que hace suspirar almas que se conmueven al ver lo bien que se trata a la pelota.

Ocurrió un sábado a la noche, como dando un motivo para festejar. Sucedió en Rosario, ciudad del mítico Trinche Carlovich.

El caño más lindo del mundo no es un oportunista de piernas abiertas en medio de una jugada aislada. Es el más lindo porque fue buscado.

El jugador que hizo el mejor caño usaba la 10 en la espalda. A los 40 minutos de juego recibió la pelota por la derecha, pegado a la raya del lateral. Paró la pelota, miró los pies de su rival, David Charles Pérez, que también le miraba los pies para marcarlo.

El 10 pisaba la pelota mientras giraba sobre una baldosa y le daba la espalda al 27. Hasta que la diestra se la dio a la zurda, que la acarició con su taco para que burle al jugador que quería robarla. Como un truco de magia, el rival quedó desairado y terminó el de espaldas a la jugada; el 10 volvió a tomar la pelota y la tribuna le regaló una lluvia de aplausos.