Es innegable la atracción que hay hacia un deporte como lo es el fútbol, también lo es, el hecho de que muchos gobiernos utilizan cualquier medio que este a su disposición como distracción del duro escenario que se les presenta, ante esto, surge la pregunta, ¿Qué pasaría si combinaran estos dos fenómenos? La respuesta en este caso es más que sencilla. El mundial de Fútbol de 1978. ¿Ante que panorama nos encontramos? ¿Qué ambiente envuelve una celebración que vio a Argentina por primera vez campeón?. Hablemos ante todo de un contexto general:
En 1976 se instauro en Argentina un gobierno autoritario y dictatorial que no reconoce antecedentes en cuanto a la magnitud con que se llevó a cabo la violación de los derechos humanos en Argentina.
El régimen dictatorial encabezado por el general Videla, con la consigna de combatir a la subversión, cometió un verdadero genocidio que implico la desaparición de miles de personas. Los desaparecidos no solo eran guerrilleros; activistas sindicales y estudiantiles (universitarios y de secundario), políticos, intelectuales, periodistas, religiosos, artistas y los mismos familiares de los desaparecidos engrosaron una larga lista de nombres que, en su mayoría, aún permanecen sepultados en lugares desconocidos o sumergidos en la inmensidad de las aguas del Rio de la Plata. Como quedó demostrado por la investigación de la Conadep, por el informe Vance del gobierno norteamericano presidido por J. Carter o por el mismo juicio a los comandantes en jefe del ejército, realizado durante el gobierno del Dr. Alfonsin, el genocidio fue una operación cuidadosamente planificada y ejecutada por las tres armas de las Fuerzas Armadas, bajo su plena responsabilidad y con la colaboración de sectores civiles de la sociedad (periodistas, jueces, políticos).
Para junio de 1978 el régimen militar vivió su momento de gloria a expensas de un acontecimiento deportivo: El campeonato de Fútbol Mundial. El gobierno invirtió más de 500 millones de dólares para generar la infraestructura adecuada (construcción y remodelación de estadios, rutas, aeropuertos, modernización de las comunicaciones). Durante un mes que duro el acontecimiento, tuvo lugar una impresionante movilización popular de apoyo al equipo nacional que, frente a la ausencia de cuestionamientos frente al gobierno, pudo aparecer como una manifestación de consenso popular la mismo.
Vemos así, como el deporte, sirvió al gobierno de turno como una maniobra que encuadro de manera excepcional en un elaborado plan, que no busco otra cosa que apaciguar el contexto nacional mediante una fiesta deportiva. No se escatimo ningún gasto con el fin de que todo resultara de manera perfecta, coronado esto con el triunfo deportivo de la selección nacional. Sin embargo, esto sería algo momentáneo, ya que a partir de 1979 comienza el declive del régimen, teniendo su caída en 1983.
Espero el articulo sea de su interés, me despido hasta la próxima Prof Jesus Barilatti
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