El ogro se comió a las estrellas. El Bayern de toda la vida, con esa mirada de monstruo perfeccionada durante siglos, es el nuevo rey de Europa. El equipo de Beckenbauer, Matthaus, Torpedo Müller, Breitner, Maier y otros dioses del balón, ya tiene la sexta. Para conquistarla necesitó a Coman, un parisino, un ex del PSG, una carambola cruel para una entidad debutante en la cita.

El Bayern de Múnich es el nuevo rey de Europa. El conjunto bávaro ha levantado la sexta orejona de su historia tras imponerse en el Estadio da Luz al PSG de Neymar y Mbappé. El gol de Coman hizo posible la vuelta del trofeo a la ciudad de Múnich, siete años después de que la levantara en Wembley por última vez tras imponerse al Dortmund en la final.

No fue la noche de Mbappé y sobre todo de Neymar, al que los alemanes trataron como si fuera un desconocido. Les da igual Cruyff, Maradona o la pareja del momento. En un partido de alfombra roja emergió un secundario, Coman, un jugador de banda, hábil, que en este mundo raro conectó un cabezazo mágico en la segunda mitad.

A la UEFA le había quedado un cartel fabuloso. Un equipo impopular para muchos, el PSG, identificado con pozos de petróleo, con una pareja para contar a los nietos, frente al Bayern, el equipo que siempre está ahí con su 2-8, con sus ídolos de todas las décadas, con su colección de yugulares en las vitrinas. En cada pulgada de césped había un póster.