Brasil, con diez hombres, se aferró a la victoria en la Copa América en casa, a pesar de la expulsión de Gabriel Jesús, que el domingo se impuso por 3-1 a Perú.

Jesús marcó el gol decisivo después de que un penal del capitán de Perú, Paolo Guerrero, anulara el primer gol para el anfitrión, Brasil, en el estadio Maracaná de Río de Janeiro.

Un penal en el último minuto de Richarlison, el suplente, selló el triunfo de Brasil, que otorgó al gigante sudamericano su novena victoria en la Copa y la primera desde 2007.

La tarde de Jesús se amargaba a 20 minutos del tiempo cuando fue enviado a una segunda reserva.

El delantero del Manchester City lloraba al salir del campo, haciendo gestos obscenos con las manos, pateando con rabia una botella de agua y casi derribando el zócalo del trofeo.

Sin embargo, los jugadores de Brasil se recuperaron después de la expulsión para lograr una victoria contundente.

Anteriormente, después de un minuto de silencio por la leyenda de la bossa nova Joao Gilberto -que murió el sábado-, el modesto Perú tuvo un comienzo seguro y no pareció abrumado ni por sus oponentes ni por la ocasión.

Pero rápidamente se hizo evidente que se enfrentaban a jugadores más consumados.