Hay veces en que uno mira atrás y se encuentra con ese niño/niña gordito/a que solíamos ser, puede que algunos lo vean y no les guste recordarlo, otros simplemente se voltean y pretenden que nunca pasó, pero al final a todos nos dejó marcados.
Recuerdo cuando era niña y me molestaban en la escuela por ser gorda, para mi mala suerte todas las niñas del salón eran delgadas o flacas, así que yo era el punto de burla en todas las clases. Recuerdo que comía bastante, soy de un buen estómago, ¿que les puedo decir? y más que nada con los carbohidratos, a veces me preguntaba porque algunas de las niñas se veían flacas cuando comían cantidades similares a mi.
A los 13 años baje de peso, pero a los 15 volví a subir, eso me hizo captar muchas cosas sobre las personas y la sociedad. A los 18 años me diagnosticaron con Resistencia a la Insulina e Hipoglucemia, o sea que me cuesta mucho trabajo bajar de peso, más que a una persona normal y me tengo que cuidar con la alimentación, más que nada con los dulces, o si no, es diabetes segura. Todo esto me enseñó muchas cosas sobre mi; y tuve la oportunidad de conocer a otros "Former Fat Kids", y hablando con ellos nos pudimos dar cuenta que tenemos muchos puntos en común. No todos son iguales, pero los puntos que mencionaré son los que más coincidían.
1. Somos personas de bajo egocentrismo y narcisismo.
Recordamos lo que nos costó llegar a donde estamos, entonces, no tomamos nada por garantizado, agradecemos lo que tenemos y sabemos el esfuerzo constante que le ponemos a los ejercicios. Y aunque ahora nos gusta lo que vemos en el espejo, no es algo que estemos presumiendo a todo el mundo a todas horas.
2. Las personas son más amables con las personas flacas o delgadas.
Lo noté en el momento en que comencé a bajar de peso, las personas te notan más y se acercan a ti de manera amigable, y el sexo opuesto empiezan a notarte, pero, cuando volví a subir de peso todo eso paró. Y en la calle se te quedan viendo, pero de una manera distinta, como si les incomodara ver a una persona gorda. La sociedad coloca a la gente con sobrepeso como descuidada, que no les importa cuidarse, y a las personas delgadas como gente que sabe cuidarse y valoran su vida, lo cuál no siempre es cierto.
3. Al conocer a alguien no nos enfocamos en su físico, si no en como tratan a los demás.
No juzgamos a las personas por su apariencia física, es más, eso queda en segundo plano, lo que nos gusta ver es que tan transparente es esa persona o que tan amable es con la gente que lo rodea.
4. El miedo de volver a ser gordos sigue latente en el fondo.
Es algo que nunca se irá, sabemos que somos propensos a engordar, por lo tanto, nos privamos del gusto de cierto tipo de alimentos, y si nos damos el permiso sabemos que tendremos que quemarlo al día siguiente en nuestra rutina de ejercicio.
5. Aprendimos a querer el ejercicio.
Lo peor eran las clases de educación física en la primaria, nadie te quería en sus equipos y eras la mas lenta al correr, hubo un momento en que no queríamos nada que ver con los deportes o hacer ejercicio. Pero más adelante aprendimos que hay ciertas actividades que nos benefician y conforme nos adentramos en la rutina comenzamos a encontrarle el gusto y hasta disfrutarlo. Cuando lo empezamos hacer para nosotros y no para los demás, fue cuando comenzaron a verse los resultados.
6. Adquirimos hábitos sanos.
Desde entender que las dietas no son dejar de comer hasta reconocer que alimentos son buenos y cuales parecen ser sanos pero en realidad no lo son. Comemos a nuestras horas y varias veces al día en raciones pequeñas, sabemos que comer hasta reventar es malo y que esta bien darte un gusto de vez en cuando porque lo mereces.
7. No nos llevamos bien con las personas superficiales.
Hubo un punto en que, sin darnos cuenta, empezamos a adentrarnos en ciertos círculos sociales donde podíamos "encajar", pero no pasaba mucho tiempo en lo que salimos corriendo del lugar al darnos cuenta de lo mal que se trataban entre ellos y la manera en que tenían de hacer sentir mal al otro por comentarios negativos hacia su persona. Un grupo donde cada uno de ellos son guapas o guapos a su manera pero preferían gritarse sus defectos a decirse lo que más les gustaba de cada uno.
8. Hemos mostrado por lo menos una vez una foto de cuando éramos gordos.
Solo una, porque las demás las quemamos. Lo vemos como un logro para nosotros y mostrarle eso a personas que nunca te llegaron a conocer de esa manera es algo de lo nos podemos sentir orgullosos, y más cuando ves sus caras de sorpresas y sus mandíbulas tocando el suelo de lo mucho que abren la boca. Si llegamos hacer eso con alguien, es porque confiamos mucho en esa persona, no a cualquiera se las enseñamos.
9. Encontramos demasiado irritante escuchar a personas delgadas quejarse de que están muy gordos.
¡Totalmente nefastos! Sabemos que lo hacen para llamar la atención y alimentar su ego con comentarios positivos que sus amigos les terminaran diciendo, pero igual nos irrita y nos enoja. Simplemente nos quedamos callados esperando que el berrinche se les pase, y nunca te vamos a negar o afirmar si estas gordo/a o no.
10. Envidiamos a esas personas con un metabolismo rápido y que comen sin engordar.
Son personas que en todo momento los ves comer, más que nada comida chatarra o dulces, y lo peor es que comúnmente son personas que no mueven un solo dedo para hacer actividad física, pero su cuerpo maravillosamente quema lo que ingirió en segundos. Lo que a nosotros nos cuesta una semana de intenso gimnasio, ellos lo queman a los 3 minutos de habérselo comido. Hay personas que simplemente nacieron bendecidas.
11. Nosotros salimos ganando.
A pesar de no tener un súper metabolismo, nosotros sabemos como cuidarnos y mantenernos en constante actividad física. Nos adaptamos a cierto tipo de dietas y aprendimos a desarrollar nuestra fuerza de voluntad a temprana edad. Lo que a muchas personas a una edad adulta lo encuentran casi imposible, ya que nunca tuvieron la necesidad de cuidarse o crear una costumbre de hacer ejercicio.
Estas son solo algunas de las cosas que más se mencionan entre Former Fat Kids, es algo que al final nos dejó una cicatriz. Pero que supimos usar a nuestro favor y adaptar nuestra forma de vida a una sana y activa.
Nunca es bueno juzgar a alguien por su apariencia física, uno nunca sabe lo que puede estar pasando por dentro, todos estamos luchando nuestras propias batallas, por eso hay que ser siempre amables.
Espero hayan disfrutado de mi primer blog.
Gracias por haberlo leído. Hasta la próxima.
Comentarios