Hay momentos de los eventos deportivos que han quedado grabados en la memoria colectiva y aún transcurrido el tiempo siguen como ejemplos de perseverancia, superación y logro. Quien tiene en miras la obtención de una meta y se ha preparado para ello no ceja en su intento. Este es el caso de Gabrielle Andersen-Schiess, maratonista nacida en Zúrich en el año de 1945, quien con 39 años se enfrentaba al primer maratón femenino en los Juegos Olímpicos de los Ángeles.
Gabrielle había ganado en Suiza en diferentes oportunidades, obteniendo las mejores marcas suizas en distintos campeonatos. Era la primera vez que en unos juegos olímpicos se permitía la presencia de mujeres. Ella recorrió en casi 7 minutos el mismo recorrido que hizo la ganadora Joan Benoit en minuto y medio. ¿Entonces dónde estuvo su mérito?
Cuando aún le falta por recorrer 500 metros en el Los Angeles Memorial Coliseum, empieza a sufrir un fuerte calambre, está casi deshidratada, pero se niega a recibir la asistencia médica para no ser descalificada, y llega a la meta y cae inconsciente. En la revisión médica que se le hizo luego del maratón se percataron de que tenía 41,2 grados de fiebre. Se recupera relativamente y da entrevistas a los medios.
Esa vez las ganadoras fueron Joan Benoit con medalla de oro con un tiempo de 2.24:52. Grete Waitz, medalla de plata en 2.26:18 y la medalla de bronce para Rosa Mota en 2.26:57. Andersen no recibió ninguna medalla, quedó de puesto 37 en un lote de 44. Pero su andar tambaleante y desorientado quedó grabado como muestra de espíritu olímpico, pese a que los médicos le sugirieron recibir la ayuda, no la aceptó para no ser descalificada.
Luego de ese incidente se acordó que las atletas pueden recibir asistencia médica durante la competición sin que eso signifique descalificación de la misma. Un logro que se le debe al temple de esta mujer, que en ningún momento se quitó de la mente la idea de llegar a la meta.
Sigue siendo por su muestra de determinación y superación. Después de esos juegos participó en los 42.195 metros en el maratón de Nueva York, compitió en carreras de veteranos, triatlón, cross y esquí, hasta que una lesión en la rodilla la sacó del atletismo profesional. Han pasado muchos años pero esta historia de fortaleza es inspiradora.
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