Mi preparación, franela e indumentaria

Como les comente en mi presentación amo caminar por cualquier escenario, más si es por la orilla del mar con mi familia. Pero existen caminatas de caminatas, así que en esta oportunidad les cuento sobre una iniciativa que se ha realizado por más de 15 años, organizada por una institución conocida en Maracay - Venezuela, su nombre CAIPA Aragua (Centro de Atención Integral para Personas con Autismo), de la cual fui parte. 


Esta actividad ha tenido como objetivo principal compartir en familia pero en especial obtener insumos para poder invertir en las instalaciones del centro, materiales de trabajo, realizar reparaciones, compra de equipos entre otros requerimientos necesarios para el funcionamiento, por lo que se ha consolidado a lo largo de los años en una actividad de auto-gestión que responde a uno de los tantos proyectos del centro. 

Por muchos años los acompañe como caminante, pero también como personal organizador. Fui su Psicóloga y conservo las experiencias más bellas de mi práctica profesional y crecimiento humano, así que en más de uno de mis post, hablare de ellas. Por lo pronto comparto algunas de las imágenes de la caminata número 13 en donde tengo más registro fotográfico. La primera foto es parte de mi indumentaria, franela, zapatos, lentes de sol, gorro y un bolso ligero, yo de verdad me lo tomaba muy enserio, desde la ropa hasta la actitud más positiva.

Mi hija, una caminante y yo, posando para la foto poco antes de iniciar la caminata

La organización de nuestro evento, se realizaba con muchísima anticipación, de echo se creaban múltiples comisiones entre el personal de trabajo y los padres. Algunos de estos mini-equipos de trabajo se encargaban de la logística, permisos, seguridad, protección, refrigerios, la solicitud y estampa de las camisas a los participantes, hidratación, aportes de patrocinantes, colaboradores, atención médica, publicidad, puntos de control, en fin, el trabajo era arduo y bien organizado, para que en un recorrido de 12 kilómetros la gente disfrutara al máximo. 

El día de la caminata, la convocatoria se iniciaba bien temprano en la mañana desde el emblemático "toro" de la Avenida las Delicias hasta la sede del centro de atención. Cada año se han sumado más participantes, recuerdo que la última data era de aproximadamente 700 personas. El equipo organizador, se esmeraba por cubrir las expectativas y dar lo mejor, de modo que cada participante se sintiera a gusto de colaborar y se involucrara con una noble causa. 

Caminando a paso firme y sonrisa amplia

Con el tiempo se innovo en la incorporación de las mascotas como caminantes junto a sus dueños, la participación de otras organizaciones colaboradoras como el grupo scout, bomberos, otras fundaciones, además de cerrar la caminata con la participación de demostraciones de karate, la realización de bailo-terapia, verbena, rifas, bingo, tómbola, en fin, se trataba de un domingo totalmente diferente de compartir sano y en familia.

Acá pueden ver más fotografías en las que se muestra como algunos de los participantes a pesar de haber caminado 12 kilómetros, aún les sobraban ganas de bailar al sol de medio-día. 

En está toma podemos ver parte del voluntariado y padres que también se unían a la bailadera. De modo que cuando se tiene entusiasmo y las ganas se juntan no hay "peros" que valgan la pena. 

En esta fotografía y ya para finalizar, estoy con parte de mis amigos, ayudando en la venta de tickes para la compra de los platillos, refrescos, dulces, etc. Sin darme cuenta vemos que los precios son de la época. Es difícil explicar la alegría del momento o el entusiasmo de tanta gente de buen corazón, pero así recuerdo una de las tantas caminatas de las que pude colaborar en mi querido espacio de trabajo y donde conservo lazos de amistad que trascienden a pesar de los años.

Espero les guste mi post y los entusiasmo a involucrar en cada acción el corazón más si es por nobles causas.