El tiempo es muy loco, por más que solo sea una ilusión, avanza poco a poco, dependiendo nuestra situación.

 Si te pones a pensar, el tiempo modifica su velocidad cuando nuestros sentimientos cambian, como si a este lo pudiéramos controlar.

 Cuando uno se encuentra alegre, este acelera rápidamente, y sin darnos cuenta ya pasaron varios meses... por más que tengamos un calendario en frente.

 Al estar tristes esto cambia, se modifica nuestra percepción horaria, los minutos se convierten en horas, y ni hablar si uno llora.

 Controlamos el tiempo, como manejamos un auto, solo hay que vivir eligiendo a qué velocidad ir.