“Se juega como se vive”. Es una frase hecha en el mundo del fútbol. En este caso también aplica para el handball. Pero más precisamente en Valentina, ex integrante de la Selección Argentina. La valentía, el ímpetu y la energía con la que atajaba dentro en una cancha, también lo emplea en lo cotidiano. Es una mujer que desde chiquita supo atravesar distintos obstáculos para seguir adelante y poder cumplir cada uno de sus sueños.

La diabetes fue una de las primeras barreras que tuvo que atravesar. En 1990, cuando ella tenía apenas 10 años, le descubrieron esa patología.” Fue muy difícil de aprender, es una faceta que te acompaña en cada momento de tu rutina”. Si bien en sus primeros años de carrera le costó manifestar que tenía esa condición, nunca fue un impedimento para seguir con su deseo de jugar handball.

“Obviamente pasé por muchas facetas con la diabetes, momentos de mas afinidad u otros de mayor rechazo”, asegura Valentina. Pero sin dudas, el acompañamiento y la información que tenga la familia y amigos con respecto al tema, es muy importante. Precisamente, ella creció rodeada de toda esa gente y eso le sirvió para tomarlo con total naturalidad.

Como si fuera poco, a los 15 años se hizo vegetariana. Una gran responsabilidad, siendo tan joven y con todo lo que esa decisión conllevaba. Pero esa determinación tenía cierto antecedente en su familia. Su padre era macrobiótico, por lo que en su casa había algo de información con respecto a la comida saludable.”Me acuerdo que un día acompañé a mi mamá a un centro naturista en Santiago de Chile, me enganché muchísimo con eso y lo implementé”, recuerda Valentina.

El momento, quizás más duro que tuvo que atravesar en lo deportivo se dio en el 2013. En ese año, Valentina se rompió los ligamentos cruzados. Ante esa situación y por cierto descontento con el cuerpo técnico del club pensó en dejar de jugar. Pero nuevamente logró atravesar una barrera más en su vida para seguir adelante y cumplir con el sueño olímpico.

Valentina es una mujer que siempre tuvo en claro sus convicciones. “En 2011 conocí a mi pareja (Carolina Rieger), pero con muy pocas expectativas de cara al futuro entre nosotras”, dice Kogan. Sin embargo esa relación, en la que no tenían demasiadas perspectivas, les funcionó muy bien. En 2013 se casaron gracias a la ley de Matrimonio Igualitario y tres años después, en 2016, decidieron tener hijos. “Empezamos a imaginarnos y queríamos agrandar la familia y decidimos encarar este proyecto juntas”.

Pero en ese momento, Valentina tenía por delante los Juegos Olímpicos de Rio y ella tenía en claro que primero quería cumplir el deseo de jugarlos. “Caro tenía más ganas de llevar el embarazo que yo, entonces decidimos que lo lleve ella”, asegura Kogan. Pero no fue tan fácil como lo habían imaginado, ya que hicieron tres tratamientos de fertilidad y recién en el tercero tuvieron éxito. “Fue una vivencia de la que salimos muy fortalecidas”, agrega Kogan. Y Producto de ese tratamiento, hoy en día tienen mellizos, Emilia y Lorenzo.

Y por si fuera poco se encarga de ayudar a las personas que también tienen diabetes y que les gusta hacer deporte. Es que junto a Carolina, quien es nutricionista, crearon el Team D, en donde arman planes de alimentación y de entrenamiento de forma totalmente gratuita. Obviamente tiene profesores especializados en este tipo de patología para una mejor organización y control. “Es un grupo para formar una comunidad y que haya un aprendizaje en el compartir entre pares”. Es una mujer que superó cualquier barrera y que, sin dudas, está tocada por la varita mágica y está llamada a ser exitosa.