Este fin de semana me dedique a ver un poco más la Premier League y el que parecía ser a todas luces el partido de la jornada: Arsenal vs Liverpool. Y debo decir que no me decepcionó, fue un auténtico juegazo de idas y vueltas y con dos equipos propositivos. Pero más allá del empate que sacaron los ‘reds’ en el Emirates Stadium, hoy prefiero quedarme con el juego del Arsenal que me sigue sorprendiendo para bien.

Y es que desde que llegó Unai Emery al banquillo de los ‘gunners’ se ha notado un cambio en el equipo. Sé que muchos no confiaban en que Emery pudiera hacer un buen papel al frente del Arsenal, debido al fracaso monumental que representó su paso por el PSG, en su primera experiencia dirigiendo a un club grande. Pero el español ha sabido sortear los obstáculos y dudas iniciales al ser el primer entrenador de la era Post-Wenger; y debo decir que ha hecho que este Arsenal sea uno de los equipos que mejor juega en Inglaterra.

Lo sorprendente es que si uno mira la plantilla, no es demasiado diferente a la que tenía Wenger la pasada temporada. Sin embargo, desde el juego si ha habido un cambio importante. Unai Emery ha sabido inyectar su estilo de juego en los jugadores y ha logrado que este Arsenal tenga una sorprendente solidez defensa, para luego lanzar mortales contrataques con sus veloces delanteros. Lo único que podría criticarle a este equipo es que tienen la imperiosa necesidad de contratar un portero mejor, porque Leno deja muchas dudas en el arco. La verdad yo jamás le habría quitado la titularidad a Petr Ceh, pero son cosas que el entrenador vasco puede corregir a futuro.

Algo que me llama poderosamente la atención es que lo primero que hizo Emery fue buscar el fichaje de un chico uruguayo que se ha convertido en el dueño del mediocampo del equipo: Lucas Torreira. La contratación de este chico ha sido el gran éxito del Arsenal, porque se ha convertido en un pilar fundamental del buen andar del equipo.

Y aquí debo destacar el buen ojo de Unai, porque apenas llegó corrigió uno de los grandes errores que cometió Wenger durante muchos años y era la falta de un mediocampista defensivo de primer nivel. Desde la salida de Vieira el Arsenal no tenía un ‘5’ de calidad y fue algo que siempre le recrimine a Wenger, porque me parece que es un concepto indispensable en cualquier equipo exitoso. Debido a esto, sentíamos que al mediocampo del Arsenal de Wenger siempre le faltaba algo, ese toque de equilibrio que llevaría al éxito y que se complementara con el resto de talentosos mediocampistas.

Y es aquí donde el uruguayo Torreira entra en acción. Y discúlpenme, pero debo dedicar un párrafo aparte a este grandísimo jugador porque es un auténtico fenómeno y se ha convertido en el mejor futbolista de su equipo. A pesar de su corta estatura, es el motor del equipo recuperando balones y entregándolos de forma limpia, es el generador de fútbol. Ya cuando jugaba en la Sampdoria, el presidente de su club dijo que si midiera 20 centímetros más costaría más de 100 millones de euros. Bueno, por lo visto hasta ahora parece que Torreira no tendrá la necesidad de crecer mucho más para alcanzar esa valoración en el mercado, porque el rendimiento que está alcanzando en la actual temporada es simplemente brutal. Cuando supe de su fichaje por el Arsenal, me atreví a decir que se convertiría en el mejor centrocampista de la Premier League y que sería una suerte de “N’golo Kanté blanco”. Hasta ahora el uruguayo no ha hecho más que darme la razón, porque gran parte del cambio de cara de este Arsenal parte desde sus pies.

Pero más allá del juego, uno nota una actitud diferente en los jugadores y hasta en los mismos fanáticos se puede percibir. Pareciera verlos jugar con ilusión, con ánimo, con deseo y, sobretodo, con mucha fe. Si recordamos los últimos años del Arsenal de Wenger, el equipo estaba hecho a la imagen y semejanza de Wenger: sin corazón, pechos fríos, apáticos, sin alma, monótono, triste. En cambio, esta temporada hemos visto un Arsenal completamente diferente desde la actitud, un equipo que juega bien, sólido, que sabe a lo que juega, que no se achica ante los grandes, feliz…esa es la palabra. Por primera vez este equipo y sus aficionados me transmiten la sensación de felicidad. Y no me refiera a la felicidad de un título o una victoria importante, es algo diferente. Siento que este equipo si ilusiona.

Pareciera que por primera vez en mucho tiempo los jugadores del Arsenal creen de corazón que están para cosas importantes. Porque antes, aunque el equipo estuviera entre los primeros puestos (muchas veces en el primer lugar) y encadenando una racha importante de victorias; los jugadores, los aficionado y todos sabíamos que nada iba a pasar. Que sólo era una ilusión y que luego vendrían Chelsea, United, City y terminarían ganando la Premier League; mientras que el Arsenal quedaría relegado a la “zona de confort de Wenger” llamada acceso directo a Champions, con un conformismo enfermizo.

Pero este nuevo Arsenal transmite sensaciones completamente diferentes. Siento que si cualquiera de los de arriba se descuida, este equipo tomara por asalto la punta del campeonato y no lo soltara más hasta verse coronados como campeones de la Premier League. Y al analizar todo esto, al ver la situación actual del Arsenal y el cambio que ha representado en comparación a las temporadas pasadas me doy cuenta que el problema siempre fue Arsene Wenger, quien hizo club desperdiciara 10 años de su gloriosa historia.