Por lo general, cuando los futbolistas hablan sobre su niñez estamos acostumbrados a decir que tuvieron una infancia difícil, marcada por la pobreza, la carencia, la guerra, la delincuencia, etc…y que el fútbol se convirtió en su salida a todas esas situaciones.
Sin embargo, hay un jugador cuya niñez carece de matices tan trágicos, pero que a pesar de nacer en el seno de una familia acomodada económicamente, vivió experiencias que marcaron su vida y su personalidad para siempre. Se trata del sueco John Guidetti, un futbolista con una vida más que peculiar.
Para ser más específicos, su nombre completo John Alberto Fernando Andres Luigi Olof Guidetti. Con ese nombre fácilmente pudiera tratarse de un monarca de algún reino europeo, pero decidió dedicarse al fútbol. Dentro del campo, Guidetti siempre ha destacado por ser goleador, con un físico extraordinario, capacidad asociativa y un toque distintivo de calidad. Cuando empezó a despuntar en su país no tardaron en salir a relucir las comparaciones con Zlatan Ibrahimovic.
Pero más allá de sus cualidades futbolísticas, lo que más llama la atención de este “vikingo” es su curiosa historia, porque a sus cortos 26 años tiene una gran cantidad de vivencias que han forjado su particular carácter, tanto dentro como fuera del campo.
África mía.
El amor que desarrolló el personaje de Meryl Streep por Kenia y su gente en este film, sólo es superado por la conexión que existe entre John Guidetti y este país africano. Cuando John tenía sólo 3 años, su familia decidió mudarse a Kenia. Su padre, quien era un exjugador de rugby de origen italiano, fue designado como director de una escuela sueca en Nairobi, la capital de Kenia. Fue allí donde Guidetti tuvo su primer contacto con el fútbol. Tras pasar una temporada de vuelta en Suecia, la familia Guidetti decidió regresar a Kenia debido a la inmensa pasión que sentían por el país.
Él era el único niño de piel blanca de la zona, pero eso no le impedía juntarse con el resto de los niños detrás del balón. Fue en una cancha de tierra, con dos piedras como porterías y jugando con los pies descalzos donde Guidetti descubrió su amor por el fútbol. El pequeño John, en medio de su inocencia, sólo quería jugar con el resto de los niños, ignorando las inmensas diferencias raciales y sociales que lo distinguían del resto. Jugando allí, con los pies llenos de tierra, John aprendió una o dos lecciones de vida que lo marcaron para siempre.
Su padre decidió fundar un equipo llamado Impala Bromma Boys, un equipo filial del Brommpojkarma sueco para que su hijo pudiese jugar. Sus entrenadores en Kenia siempre dijeron que había otros chicos que jugaban mejor que él, pero que nadie era tan trabajador como John. En total fueron 5 los años que pasó John Guidetti y su familia en África, una etapa que le ayudo de forma decisiva a desarrollarse como futbolista y como persona.
En 2006 Guidetti regresa a su natal Suecia con su familia. Allí empezó su carrera profesional con el IF Brommapojkarna donde rápidamente empezó a llamar la atención de los grandes clubes de Europa debido a su talento innato. Finalmente fue el Manchester City quien se hizo con los servicios del sueco que, en ese entonces tenía apenas 15 años. Su fichaje respondió al pedido de su compatriota Sven-Göran Eriksson, quien era el entrenador del equipo citizen.
Una carrera truncada por una hamburguesa.
Debido a su juventud, el Manchester City empezó a buscar cesiones para que Guidetti pudiera contar con los minutos que necesitaba para seguir desarrollándose como futbolista. Desde una cesión a su ex equipo en Suecia hasta un paso por el Burnley; hasta que llegó cedido a Holanda y explotó todo su talento.
En 2011 Guidetti llega cedido al Feyenoord de la mano de Ronald Koeman. El sueco cuajó una temporada de ensueño donde con tan sólo 19 años hizo suspirar a toda Europa con sus innegables dotes como goleador. En sólo una temporada dejó huella al marcar 20 goles en 23 partidos, convirtiéndose en la estrella del equipo holandés y confirmando el brillante futuro que le esperaba.
Sin embargo, el día de su vigésimo cumpleaños todo cambió. Fue a cenar hamburguesas junto a su novia y sus amigos para luego descubrir la fiesta sorpresa que habían armado para él en un club nocturno. Pero a pesar de la alegría del momento, John empezó a sentirse mal y tuvo que marcharse a casa. Los intensos vómitos no lo dejaron dormir aquella noche.
Diez días después regresos a los entrenamientos con el club, pero cuando intentó ponerse los pantalones, perdió el equilibrio y cayó al suelo. Fue llevado de emergencia al hospital. Tras examinarlo descubrieron que un trozo de pollo en mal estado de la hamburguesa que comió le había causado una infección y los anticuerpos generados por su organismo habían afectado su sistema nervioso, además de evaporar la musculatura de sus piernas.
Fueron dos años enteros los que John Guidetti tuvo que permanecer fuera de los terrenos de juego debido a esta pesadilla que vivió y que hizo que muchos dieran su prometedora carrera por muerta. Sin embargo, Guidetti jamás se rindió. Comenzó a luchar y trabajar y poco a poco los resultados comenzaron a llegar, hasta que pudo jugar de nuevo al fútbol de manera profesional.
Super Guidetti.
La realidad es que este incidente marcó de forma significativa la carrera de Guidetti y nunca volvió a ser el mismo. Fue de cesión en cesión sin poder recobrar su mejor nivel. Pero no creo que podamos decir que se trata de otra joven promesa que jamás llenó las expectativas que habían depositado en él. La verdad es que de no ser por el incidente que sufrió en Holanda, hoy podría tratarse sin ningún problema de uno de los mejores delanteros de Europa.
Además, lo que menos podemos decir de él es que se trata de un fracasado. Ha logrado jugar en grandes clubes de Europa como el Manchester City, Celtic, Feyenoord, Celta de Vigo; y donde quiera que fuera ha marcado goles convirtiéndose en ídolo de la afición. Todo esto sin mencionar que se coronó campeón europeo sub-21 con Suecia en 2015 y representó a su país en la EUROCOPA 2016 y el Mundial Rusia 2018. Y no olvidemos que sólo tiene 26 años, es decir que tiene una larga carrera aún por delante que puede seguir llenando de éxitos.
Pero más allá de sus logros como futbolista, creo que su título más importante es la clase de persona que es. Su carisma es innegable y no es casualidad que en todo club al que va, se roba el corazón de los aficionados. Desde canticos en su honor en Holanda hasta hits musicales ganadores de discos de platino que resonaban cada vez que marcaba en Balaídos y en todas las discotecas de Vigo.
Y aún en medio del éxito no olvida sus orígenes. Su inmenso amor por Kenia y la experiencia que vivió allí lo motivo a fundar la Guidetti Foundation, una fundación que ayuda a través del fútbol a los niños más desfavorecidos de los barrios marginales de Nairobi (Kenia). De hecho, cada uno de los goles que marca los dedica a esta fundación, al celebrar haciendo un símbolo de corazón.
No hay duda de que la vida de John Guidetti es más que curiosa, escapa de casi todos los estereotipos relacionados con los futbolistas. El sueco nunca ha perdido la perspectiva y siempre se considera un aficionado más de este hermoso deporte. Desde ser incapaz de negarle algo a un fanático hasta ser un showman sin remedio y aprender a hablar español viendo películas, pasando por su lado más caritativo y humano; John Guidetti representa una especia en peligro de extinción dentro del mundo del fútbol en el cual se esfuerza por sobre todas las cosas en ser mejor persona cada día. La realidad es que este gigante sueco jamás ha dejado de lado al niño que lleva dentro de él.
“Si me preguntas como era cuando tenía tres años, creo que era exactamente igual. Está bien, ahora soy un poco más grande, tengo barba y alguna que otra responsabilidad; pero nada más”.
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