El conflicto social en el fútbol argentino, vas más allá de las rivalidades entre clubes. Una mirada más profunda sobre esta cuestión, tal vez nos ayude a comprender aún más está realidad!!!

La medida que se tomó hace unos años, de sacar a las hinchadas visitantes en el futbol argentino, tal vez suponían terminar con la violencia. Lo cierto es que lejos estuvo de ser una solución y aun mas alejada la posibilidad de terminar con la violencia en los estadios.

Con los resultados que se mostraron en los últimos años, encontramos que las internas entre las barras crecieron, la violencia aumentó y no disminuyó el número de muertes. Pero no solo debemos referirnos a la violencia en el futbol argentino como aquel grupo de inadaptados al que llamamos barras, sino también a la sociedad violenta en si, porque ¿no es acaso un acto de violencia insultar al otro? ¿No es un acto de violencia, que un plateista quiera tirarle algún objeto a un árbitro o jugador? Incluso sobre el mismo discurso violento que utilizan muchos periodistas.

Pero la solución en su momento era prohibir las banderas grandes, los bombos, cinturones, encendedores, control de bebidas alcohólicas y tantos otros factores que podríamos seguir nombrando. La masculinidad en una cancha de futbol, ​​es una esencia fundamental para demostrar no solo el rol de macho, sino para dejar de lado todo tipo de orientación sexual, también para demostrar la misma cultura de aguante, de no correr e ir siempre para adelante sea cual sea la circunstancia, es por ello que hay que trabajar en la construcción del genero masculino.

Todo pareciera conspirar contra las posibilidades de tener hinchas de los dos equipos que compiten en un partido. Muchas veces, son los propios aficionados los que, por una cuestión de comodidad, también se manifiestan en contra de recibir a la visita, más allá de que después pretendan o no poder ir ellos a animar a su equipo a otro estadio. El público parece tener habituado a una dinámica distinta a la histórica, al folklore entre dos hinchadas, los cánticos cruzados y los colores ajenos en casa propia.

Pedimos constantemente que la violencia se termine en nuestro futbol, ​​cuando nosotros somos una sociedad violenta, por ejemplo: si sacamos al entorno futbolístico, cuando matan o linchan a un chico que robo un celular, usamos frases como que bueno, un chorro menos, es decir ese festejo o celebración de la barbarie y de hacer justica por mano propia. En los estadios de futbol además se hace evidente la discriminación, los insulto para ofender a los otros, al parecer no estamos mejores sin hinchas visitantes, no hubo menos muertos, el problema es que nunca se trabajo en los aspectos culturales de la violencia.

Por su parte los gobiernos piensan que reprimir a la gente es la solución para terminar con este problema, la verdad es que todos debemos hacernos cargo, no hacer la culpa a uno y empezar a pensar que todos contribuimos en la misma violencia, como políticos, académicos, periodistas, etc…. si hablamos del caso mas reciente, encontraremos al último river-boca, en donde hubo un clima de violencia por parte de hinchas, dirigentes, árbitros. Las sociedad se transforma y para ellos tenemos que trabajar de manera creativa con la seguridad, dando charlas de concientización en las escuelas desde un lugar cultural. Debemos dejar de repetir el discurso periodístico y cambiar juntos como sociedad!

Gastón Acosta.