Seguramente más de uno va esbozar una sonrisa cuando lea que voy a intentar ser lo más objetivo posible a la hora de analizar mis sensaciones del partido. Por supuesto que “No me entra la alegría en el cuerpo” como dijo Marcelo Gallardo, entrenador de River.
Hubo muchas especulaciones, porque se puede esperar cualquier cosa del fútbol y eso es lo que lo hace el deporta más fascinante del mundo. Que si llegaban Ábila, Tévez y Salvio por sus lesiones; que cómo iban a formar cada uno, que si Gallardo ponía 5 defensores, que si jugaba Scocco, que si pasaba River o Boca lo daba vuelta. Que el VAR iba a instalarse dentro del estadio.
La lógica y el sentido común no suele ser fiel en este deporte y menos cuando está rodeado de tantos intereses. De parte de la dirigencia xeneize esta llave era clave para las elecciones que se vienen en el club. Para Alfaro era “El partido más importante de su vida” y hoy parece que se quiere ir a su casa a recuperar su vida.
Sigo sosteniendo que este equipo me representa como hincha del fútbol. Lo viene haciendo hace 5 años, mutando su plantel y la formación. Siempre dejando todo en la cancha, intentando jugar al fútbol, presionando y pensando en el arco de en frente.
Sin embargo, ayer no me gustó cómo jugo River. Me pareció que debía aprovechar la necesidad de Boca, los dos goles de ventaja. Las veces que el millonario tuvo la pelota y pudo controlarla sin la presión de Boca, eligió el pelotazo hacia adelante o jugarla dividida. Esa decisión influyó en la actuación de un árbitro susceptible a cobrar faltas inexistentes. Como en la jugada de retención de Buffarini que le cobró falta a Palacio. El juez fue fundamental para inclinar la cancha y que los locales se acerquen con peligro a través de centros y pelotazos a un Wanchope Ábila entre algodones y muy incómodo. De todos modos, Boca llegó así al gol. El venezolano Hurtado puso arriba a su equipo para darle una esperanza.
La atajada de Armani nunca falta. Esta vez evitó un gol en contra de Enzo Pérez a puro reflejo. Más ganó siempre en el juego aéreo pero también estuvo errático.
No fue un buen partido. No fue digno de una semifinal en calidad de juego. River accedió a la final por su muy buen partido en la ida.
River otra vez en una final. Una vez más eliminó a Boca mano a mano. La tercera vez en una copa internacional. Napoleón llegó a su tercera final. Con la final en Madrid se pudo haber ido y ya era más que suficiente. Pero él siempre va por más.
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