A vos, hermano riverplatense, que tuviste que soportar la caída más triste de nuestra historia; a manos de la soberbia y la terquedad. Vos que lloraste por tu club, que sufriste con él. Vos, un hincha legítimo, que tuvo que bajarle el pulgar a uno de sus ídolos y abrazar a los que pusieron el pecho en el peor momento.

Vos, que soportaste las cargadas más crueles por parte del rival eterno, ahora disfrutá. Seguí gozando de este momento histórico porque te lo merecés. Porque viste cómo se empezó todo de nuevo y cómo el millonario volvió a los festejos.

Fuiste testigo de la vuelta de Ramón y su título en 2014. Festejaste el “No fue corner” de Ramiro Funes Mori en una Bombonera enmudecida.

Recibiste a Marcelo Gallardo con incertidumbre. Empezaste a deleitarte con el fútbol del equipo y el muñeco despertó tu confianza. Un técnico capaz y de la cuna del club.

Te convenciste de su capacidad cuando mandó a la cancha a Pezzella para que cabecee los centros porque era imposible jugar por abajo y el defensor convirtió.

Gritaste como loco cerrando el puño cuando Trapito Barovero atajó el penal en la semifinal de la Copa Sudamericana contra Boca. Explotaste de alegría cuando Piscu se clavó contra un palo con esa caricia de disparo. Sentiste júbilo al ver cómo los jugadores levantaban la copa.

En 2015 viste cómo Carlos Sánchez le convertía a Boca en el Monumental. Disfrutaste del abandono porque River era mucho equipo para el xeneize. Comenzó a sonar: tiraste gas, abandonaste al ritmo de Los Abuelos de la Nada.

Aplaudiste al equipo que ganaba en Brasil 3 a 0, con un golazo de Teo Gutiérrez.

Festejaste el título de América ante los mexicanos con el tercero de Funes Mori, que cerró perfecto el círculo que empezó con el gol a Boca.

Luego vinieron dos recopas sudamericanas. Renovaste el pasaporte con la Copa Argentina, con un posterior bicampeonato.

Y ganar en la bombonera se hizo costumbre. Con el Pity Martínez convirtiendo su primer volea y los dos goles de Driussi.

En Mondoza ganamos la primer final contra Boca. De nuevo el Pity, que empezó a convertirse en verdugo, y Nacho Scocco con su categoría, le dieron la victoria a River.

Otra vez el Millo ganó en la Bombonera. Y el Pity lo hizo de nuevo y de volea. Y también repitió Scocco.

El corazón pareció detenerse en Porto Alegre pero creíste, porque lo dijo Napoleón, y mientras esté él en el banco de suplentes, todo es posible. Es posible hasta sin él en el banco. Casi como el cuento de Soriano, el Pity Martínez esperó para patear el penal que parecía ser el más largo del mundo. Para agregarle más dramatismo y sentido épico, el cielo aportó lo suyo con la lluvia.

La final soñada. La final más postergada y dilatada. Pratto se hizo grande en cancha de Boca y Armani le ahogó el gol a Benedetto.

Tras la polémica, la final más importante de la historia se mudó a Madrid. Darío Benedetto sacó la lengua cuando puso el 1 a 0 del xeneize.

En el segundo tiempo, River fue River. Trianguló y Pratto clavó el empate, como en la ida. Juan Fernando Quintero quedó en la historia clavándola en el ángulo y después Boca, a puro orgullo, intentó empatar el partido.

De un tiro de esquina, el colombiano recibió la pelota, habilitó al Pity que se fue solo, en la corrida inolvidable y sentenció el título convirtiendo el tercero con el arco solo.

¿Quién no sueña con salir campeón de América ganándole al rival de toda la vida? “No hay más que esto” dijo el Muñeco entre lágrimas. Una alegría indescriptible de tan grande.

El equipo de Gallardo sigue peleando cosas importantes y sigue jugando lindo, como a vos te gusta. Porque te regocijaste con el 6 a 0 a Aldosivi y porque volviste a creer a pesar de caer 3 a 0 ante Atlético Tucumán. Despediste a los jugadores con una ovación porque jugaron un partidazo. No alcanzó con el 4 a 1 para clasificar pero sí para que te golpees el pecho con orgullo, porque como hincha, te sentís identificado con el buen fútbol y la entrega.

Por eso, hermano riverplatense, te invito a que sigas disfrutando este momento único. Porque nos tienen miedo, porque no quieren enfrentarse con nosotros, porque desean que Gallardo, que le hace honor a su apellido, se vaya para que se termine su karma. Seguí disfrutando que ellos intenten agarrarse del pasado y de lo que sea, de las victorias ajenas mientras nosotros seguimos festejando títulos y disputando partidos importantes, como la Recopa que se estamos a punto de disputar.