Si bien el día del futbolista ya tiene su fecha, me inquieta hacer algo con este día. No quiero pecar de soberbio, pero los argentinos deberíamos ser agradecidos por haber disfrutado a dos jugadores exquisitos y para colmo contemporáneos.

Juan Román Riquelme nacería en 1978. Román, mientras daba sus primeros pasos en el fútbol infantil, en 1987 nacía en Rosario un tal Lionel Messi. A los 6 años, Messi empezaría su vida fútbolistica en Newells Old Boys y Riquelme ya mostraría su calidad con la pelota la pelota en las inferiores de Argentinos Juniors.

En 1995, sería transferido a Boca y al año siguiente debutaría en la primera contra Unión de Santa Fe. Partido en el que deslumbraría con su buen juego a todos los testigos. El periodista Juan “Tano” Fazzini tendría que utilizar un término de rugby para calificar una jugada del pibe Riquelme. El “Torero” conduciría la pelota hacia la medialuna del área, y con un pase hacia la izquierda, habilitaría sin mirar a Tito Pompei. “En el Rugby se llama jugar sobre el ciego”, dijo el comentarista.

En el año 1997, el enganche juvenil de Boca saldría campeón del Mundo con la selección Sub 20 en Catar. Ese mismo equipo lo integraba Pablo Aimar, ídolo de La Pulga.

En ese año, Leo sufriría un momento muy duro cuando le diagnosticarían una deficiencia en la hormona de crecimiento. Su cobertura médica sólo le cubriría dos años de tratamiento y en el club de Rosario no podrían pagarle dicho tratamiento.

River mostró interés en él y hace poco Messi declaró que Newells le negó esa posibidad porque no envió el pase al club millonario.

En 2001, la famillia Messi se mudaría a Barcelona, donde se harían cargo de su tratamiento y lo formarían futbolísticamente. Hoy en día el Nou Camp es para Messi lo que la Bombonera es para Riquelme: “el patio de su casa”.

En los años 2000 y 2001, Román saldría bicampeón de la Copa Libertadores y Campeón de la Copa Intercontinental ante el Real Madrid de los galácticos. Partido que lo consagraría internacionalmente e haría que Barcelona se fijara en él.

Messi no estaría en el radar de los “busca talentos” argentinos en 2004; hasta un día llegaría en sus manos un video de sus jugdas y el rumor de la posible convocatoria de Messi en el juvenil de España. Se organizaría inmediatamente un partido amistoso con Paraguay en cancha de Argentinos Juniors para asegurarse al crack. El partido terninaría 8 a 0 con un gol de La Pulga.

Leo debutaría en el equipo catalán en 2004 contra Espanyol de Barcelona, anotaría en Mayo de 2005 su primer gol y saldría campeón del mundo con la selección Sub 20 en Holanda ese mismo año.

Y un día los distinos de Riquelme y Messi se tenían que cruzar. En el mundial de Alemania 2006 compartirían el plantel, en aquella exhibición ante Serbia y Montenegro, Riquelme iniciaría la jugada que terminaría en el primer gol de La Pulga en la Selección Argentina.

Al año siguiente, ambos tendrían la oportunidad de jugar la Copa América con la albiceleste en Venezuela. Parecía un momento ideal: un Riquelme inmejorable y un Messi que ya era comparado con Maradona por su golazo al Getafe. Ambos nos regalarían una función ante Perú, con un pase entre líneas del 10 y una definición de Messi por debajo del arquero. Llegarían a la final pero el título quedaría en manos de Brasil.

Su premio llegaría en el año siguiente en los Juegos Olímpicos de Beijing; aunque este título no sería reconocido popularmente por no pertenecer “a la mayor”. Contra Costa de Marfil, Riquelme lo asistiría una vez más a Messi y él convertiría. El título llegaría ante Nigeria, con un golazo de Di María de “vaselina”. ¿Asistencia de quién? Esta vez de Lionel Messi. Fórmula que haría rugir a un país en 2014 con aquel gol agónico contra Suiza. Pero eso sería otra historia.

Quizás haya sido un capricho del destino que ninguno pudo de ganar un título importante con la Argentina. Ambos amados y odiados. Resistidos y aplaudidos. Indiscutidos en sus equipos. No ganaron ningún mundial, es cierto. Pero les propongo que hagamos de cuenta que Beijing 2008, fue el Mundial de China. Ellos se lo merecen.