Mirando los goles de Sebastián Driussi y Emiliano Rigoni me quedé pensando en ese de triunfar en otro país que no es el tuyo. Hace años que está instalado que el que “se va a afuera es para hacer plata”. Si bien es válido que uno quiera mejorar sus condiciones económicas, vivir en otro país que no es el de uno tiene distintos condimentos que lo hacen especial.

Suele darse casos en que uno se tiene que ir obligado por cuestiones que exceden a lo profesional.

Pero quiero invitarlos a ponerse en el lugar del jugador que emigra a otra liga.

Llegás a un país, con otras costumbres, tal vez con otro idioma totalmente distinto, cambio de horario, un clima diferente y una idiosincrasia distinta. Si sos joven, soltero y con espíritu aventurero se disfruta. Querés ser titular, ser goleador, figura y salir campeón. Lo mismo debe ocurrir con los extranjeros que vienen a Argentina.

Al ser un hecho tan instalado hace años parece haber perdido su encanto. Aunque cada tanto se intenta mostrar la clásica historia “de la cenicienta” de aquellos jugadores de orígenes humildes que logran cumplir sus sueños y triunfar.

Un jugador puede conseguir tantos títulos y cosechar tanto amor y respeto en el club que milita que obtener demostraciones de cariño inimaginables: que retiren el número de su camiseta (Diego Maradona en Nápoli), que bauticen una tribuna con tu nombre (como Javier Pinola en Alemania en el Grundig Stadion del FC Nürember, un estadio (como el Estadio Alfredo Di Stefano del Real Madrid Castilla) o partidos homenaje (Enzo Francescoli en River).

Se dieron casos especiales donde los futbolistas fueron ídolos en ligas de países con rivalidades fuertes. Como son los casos de Osvaldo Ardiles y Ricardo Villa en Tottenham tras un reciente conflicto bélico entre Argentina e Inglaterra.

Con Carlos Tévez y Javier Mascherano hay un caso particular. Ambos se hicieron muy queridos tanto en Inglaterra como en Brasil. En Corinthians el delantero de Boca llegó a ser más querido que el propio Pelé. En Inglaterra, Mascherano y Tévez consiguieron salvar del descenso al West Ham United. Luego uno triunfó en los dos equipos de Manchester y el otro en Liverpool.

Existen muchos casos de deportistas triunfando en otros países. Messi y CR7 por ejemplo. Agüero, Higuaín, Di María, Falcao e incontable cantidad de jugadores más. Pero mi objetivo era elevar a la notoriedad casos particulares donde los reconocimientos a los protagonistas escapan a cualquier manifestación de afecto habitual como lo es una ovación de un estadio entero a un jugador del club.