El fútbol para algunas personas es mucho más que un deporte. Es más que correr noventa minutos detrás de una pelota de un lado a otro en la cancha. El fútbol para muchos de ellos es una pasión, un compromiso, una forma de vida. Es compartir, es comunicación, actitud, entrega, es dar el todo por el todo, es jugar con el corazón.

El fútbol es llamativo, es un estilo, es arte. Sus bellas jugadas lo hacen único y diferente. Los jugadores dan todo de ellos para defender a su equipo, para dejarlo en alto. Pero lo más bello del fútbol es cuando los jugadores defienden su camiseta con amor, dedicación y entrega. Esa camiseta que los identifica y los une como equipo.

El fútbol te enseña a pasar la pelota cuando tienes ganas de meter el gol ganador cuando tu compañero está mejor parado que vos. A defender a un compañero cuando le cometen una falta. A animar a alguien que falló un penal. A motivar a quien perdió las esperanzas de ganar y continuar. Pero sobre todo te enseña a comunicarte y a trabajar en equipo.

Este deporte es como una montaña rusa: es un sube y baja de emociones. Es una combinación de emociones durante todo el partido.

Pero el esfuerzo de un equipo va acompañado de su hinchada. Aquellas personas que apoyan a su equipo hasta el final. Que ven su crecimiento y dedicación día a día. Sienten las emociones de los jugadores. Lloran con ellos cuando pierden. Celebran con ellos cuando ganan. Una barra llena de color y gritos apoyando a su equipo. Cantos hacia ellos mostrando su apoyo. Aplausos para reconocer su esfuerzo. Lágrimas de emociones. Gritos de celebraciones. Ganen o pierdan siempre estarán con ellos. No importa la puntuación, lo que importan es pasarla bien e ir aprendiendo algo nuevo de cada partido. Es una experiencia más. Pequeños detalles que motivan e impulsan a los jugadores a seguir, a continuar, a sudar cada minuto como si fuera el último. A dejarlo todo en la cancha, no sólo por su camiseta ni por su equipo, sino también por su barra, por su fanaticada que son fieles a ellos.

“Un futbolista no depende de los zapatos. Y un equipo no depende del futbolista. Ambos dependen de la actitud y la comunicación”.

En pocas palabras, el fútbol es una pasión con una combinación de emociones en una misma cancha. Un deporte que necesita seguidores, a su hinchada. Un deporte que aglomera un montón de gente dejando a un lado las diferencias, permitiéndonos por noventa minutos despejar nuestras mentes y olvidar los problemas. El fútbol es amor, alegría, felicidad, unión y pasión. El fútbol es un sentimiento.

“Cómo vas a saber lo que es la vida, si nunca jamás jugaste al fútbol.”