El conjunto blanco se llevó la victoria y la clasificación a los cuartos de final de la Copa del Rey ante un combativo Celta de Vigo

Los de Carlo Ancelotti arrancaron con una imagen sólida y rápidamente se pondrían por delante con un tanto de Kylian Mbappé. Un gol que llevaría en una polémica acción, ya que en el inicio de la jugada los gallegos reclamaron un penalti de Lunin sobre Swedberg. El francés acabaría poniendo el 1-0 en el marcador antes del descanso.

En la salida a la segunda parte, cuando los más rezagados tomaban de nuevo su asiento, fue Vinicius quien azotó las redes rivales y dobló la distancia sobre los gallegos. El conjunto blanco sabría jugar con esta ventaja hasta bien avanzada la segunda mitad.

Y es que en los minutos finales un fallo garrafal de Camavinga acabó costando caro a los blancos. La pérdida del centrocampista francés acabaría en gol de Jonathan Bamba que acercaba a los suyos en el marcador. Instantes más tarde, Raúl Asencio cometía penalti que sería transformado por Marcos Alonso. Con este tanto los celestes conseguían el empate y mandar el encuentro a la prórroga.

Ya en el tiempo de alargue, en la segunda mitad, los blancos conseguirían adelantarse mediante a un gran gol de Endrick. El joven ariete brasileño consiguió un gran gol con su potente zurdazo desde la frontal. Tan solo unos minutos después sería Fede Valverde quien anotaría en la salida de un córner, con un gran golpeo de balón que coló por la escuadra de la portería defendida por Iván Villar. Ya en la recta final, con un Celta entregado a la derrota, Endrick haría su segundo gol al controlar un lanzamiento de córner y mandar el balón al fondo de la red con un taconazo.

Una victoria abultada por parte del Real Madrid, pero que dejó una imagen de equipo endeble y poco eficaz en labores defensivas. Con una mandíbula de cristal que cede ante cualquier mínimo golpe que recibe. Aún así, la calidad individual de sus jugadores les hizo sacar adelante el partido.