Ali fue un activista y un boxeador, un político y un actor, un genio de las relaciones públicas y un ídolo de masas. Un valiente, un chuleta, y el protagonista de una época convulsa en la que el mundo cambiaba a velocidad de vértigo y él era uno de los pocos privilegiados que parecía entender lo que pasaba. Tal vez porque sus golpes, sus movimientos de piernas y su balanceo también sucedían a velocidad galopante, mientras sus rivales, muchos de ellos de entre los mejores boxeadores de todos los tiempos, empequeñecían ante su figura y se convertían en meros actores secundarios a merced de su grandeza.

Muchos de sus lances fueron memorables. Sus contiendas con Cooper, Liston, Frazier o Norton están grabadas con letras de oro en la historia del boxeo. Sin embargo, su pelea con George Foreman celebrada en Kinsasa el 30 de octubre de 1974 no solo es considerada su mejor combate, para muchos es también el mayor acontecimiento deportivo de la historia. Incluso mereció un documental, Cuando Éramos Reyes, que ganó el Óscar de Hollywood al mejor largometraje documental en 1996. ‘The Rumble in the Jungle’ (‘Estruendo en la Jungla’) como fue bautizada la pelea, se celebró en Zaire porque ambos boxeadores pedían 5 millones de dólares por participar y el promotor Don King necesitó la ayuda de todo un país para financiarlo. 60.000 espectadores llenaron el estadio para gritar incansables “¡Ali bumaye!” (“¡Ali, mátalo!”) mientras disfrutaban de una victoria memorable del boxeador más grande de todos los tiempos.

Del oro olímpico a la guerra de Vietnam

Cassius Clay ganó el oro olímpico de los semipesados en Roma 1960. Poco después se hizo profesional, cambió de nombre y comenzó una exitosa carrera que culminó con el título del mundo de los pesados, pero fue frenada en seco por su negativa a ir a la guerra de Vietnam. Le despojaron del título y estuvo tres años y medio sin pelear en lo que debía haber sido el mejor momento de su carrera.