Antes de la aparición de Magic Johnson y Larry Bird en la década de los 80´s, la NBA era la tercera liga profesional en orden de importancia y popularidad en los Estados Unidos, luego del Baseball y el Football. Las luchas deportivas a muerte entre los Lakers de Los Angeles y los Celtics de Boston dentro de la cancha generaron no solo la atención de los hinchas del deporte, sino también de las marcas de implementos deportivos, autos, alimentos, moda, etc.; las cuales vieron en la liga, y especialmente en estos dos jugadores una fuente gigante de ingresos. Sin embargo, coexistían jugadores de reparto extraordinarios, que también eran populares, y que intentaron romper las rachas de estas dos dinastías; uno de estos jugadores era Isiah Thomas, de los Pistons de Detroit, que terminaron la década siendo campeones dos años seguidos. Esa misma década, vio el nacimiento del mejor basquetbolista de todos los tiempos, Michael Jordan, que en los noventas tomaría la posta de estos tres jugadores y terminaría llevando a la NBA y al basketball, a ser luego del Futbol/Soccer, el deporte más popular del mundo.

Las batallas entre los Lakers y Celtics, o entre Magic y Bird, solo ocurrían dentro de la cancha, sin embargo las luchas campales que libraban los Pistons contra estos rivales, no solo ocurrían dentro, sino también fuera de las mismas; y una muestra de esto fueron las declaraciones que Thomas hizo en 1987 sobre Bird: “ si Bird fuera negro, solo sería otro buen jugador” y agregó: “Cuando Bird hace una gran jugada, se debe a su pensamiento y sus hábitos de trabajo... todo está planeado por él…Nosotros todo lo que hacemos es correr y saltar. Nunca practicamos ni pensamos en cómo jugamos. Es como si hubiera salido driblando del útero de mi madre". Por supuesto este fue un comentario sarcástico de Isiah. Pero lo que realmente quería decir Thomas es que ellos, los jugadores negros de la NBA no eran extraordinarios por merito propio, es decir: esfuerzo, dedicación e inteligencia, sino por “el talento que Dios les dio”. Sobre este comentario del ex Piston, solo me queda una reflexión: luego de la transmisión del documental “The Last Dance”, por Netflix, queda acaso alguna duda de que no solo el talento natural de alguien como Michael Jordan, sino estaba acompañado de su esfuerzo, habilidad, y mentalidad ganadora, hicieron de este jugador, ¿la estrella deportiva más reconocida y mejor pagada de todos los tiempos? ¿No queda ninguna verdad?; por eso, Isiah Thomas en el fondo, mantenía un resentimiento inexplicable y más aun lo que llamo racismo a la inversa o reverse racism. Lo peor del comentario de Thomas es que su sarcasmo, sin querer queriendo, ratifica el mérito de Bird, aunque un poco lento y pesado, de ser un jugador genial y tenaz, dado que, como creo que es evidente para todo el mundo y no solo para la comunidad del basketball, la raza negra por su definición muscular y contextura física tiene ventajas competitivas para la práctica en general del deporte.

Me salta la duda sobre si la inexplicable actitud de Thomas y el racismo a la inversa se mantienen o no todavía en la NBA. ¿Si efectivamente el racismo a la inversa vive en la NBA, porque la liga y especialmente algunos de sus jugadores quieren luchar contra el Racismo Sistémico (que supone que todo el sistema es racista)? Esto es un contrasentido, una hipocresía absoluta y una doble moral que insulta al sentido común, ya que el racismo sistémico en el país del norte comenzó a desaparecer desde que comenzaron a implementar desde el gobierno federal, hasta los gobiernos locales, la llamada Acción Afirmativa, que según el Portal: fondoindigena.org., es el término que se da a una acción que pretende establecer políticas que dan a un determinado grupo social, étnico, minoritario o que históricamente haya sufrido discriminación a causa de injusticias sociales, un trato preferencial en el acceso o distribución de ciertos recursos o servicios, así como acceso a determinados bienes. El objetivo es el de mejorar la calidad de vida de los grupos desfavorecidos y compensarlos por los perjuicios o la discriminación de la que han sido víctimas. ¿Saben desde cuando existen políticas agresivas en su implementación de Acción Afirmativa en los Estados Unidos?, desde los 60´s. Sin duda esa política, ahí sí, sistemática y sistémica, aunque personalmente estoy en desacuerdo con la misma, es la muestra más fehaciente que tal racismo no existe, y más aún si la NBA tiene más del 70% de representación negra y otros deportes como el Football americano, mantienen un 67% de jugadores negros en sus plantillas.

A continuación, la lista de los 10 jugadores mejores pagados de la NBA, reportada al 2019 por la revista GQ, la cual evidencia que el 100% son jugadores negros:

1. LeBron James: $134.9 M

2. Stephen Curry: $124.9 M

3. Kevin Durant: $107.3 M

4. Russell Westbrook: $82.8 M

5. James Harden: $80.9 M

6. Kyrie Irving: $75.8 M

7. Klay Thompson: $69.9 M

8. Chris Paul: $68.1 M

9. Giannis Antetokounmpo: $67.1 M

10. Damian Lillard: $64.2 M

Otra estadística efectiva para comprobar que no existe racismo sistémico en Norteamérica y si, racismo a la inversa en la NBA, es la lista de los mejores 50 jugadores de todos los tiempos, dado que el 33% de ellos son de raza blanca y el 67% de raza negra. Es más, desde la época de Larry Bird, solo han existido 5 jugadores de raza blanca determinantes y dominantes en la liga: John Stockton, Dirk Nowitzki, Manu Ginobili, Steve Nash y el actual Luka Doncic.

En el fondo ni la NBA ni los jugadores, saben porque luchan; quieren parecer un Muhammad Alí moderno, pero no se dan cuenta que ese mensaje era contracultural y evolucionario para la época, y ellos no llegan ni a una copia barata de Aunt Jemina, marca que lo único que hace es seguir a la masa para no perder popularidad, dinero, ni seguidores en redes sociales; es decir todo lo contrario a la lucha de Alí

Finalmente, redacto estas humildes líneas, porque amo el basketball, deporte que cambió mi vida, y especialmente por el afecto que le tengo a la NBA, porque tuve la suerte de ser testigo presencial en Los Angeles de la dinastía que lo comenzó todo, y no quisiera y probablemente ni Isiah ni Larry tampoco, ver que la esencia del juego, entretenernos y apasionarnos sin importar raza y sexo, se destruya por moda, vergüenza ajena sin motivo, o por lo que es peor aún: ignorancia.