Vladimir Guerrero elevó a 13 la reducida lista de peloteros nacidos en América Latina que ya tienen una placa en el Salón de la Fama de Cooperstown, este fin de semana, y agradeció con un breve discurso en español, recordando sus inicios en Don Gregorio de Nizao, el humilde pueblecito dominicano del que él es su hijo más ilustre.

Preparémonos. Porque en la próxima fiesta que organizará el templo de los inmortales se hablará mucho castellano.

La entronización de Guerrero es apenas una clarinada de lo que está por ocurrir. Llegó al año siguiente de la consagración del puertorriqueño Iván Rodríguez y tres años después de la apoteosis del quisqueyano Pedro Martínez, y es reflejo de una brillante generación que arribó a las Grandes Ligas en los años 90, de la que forman parte dos de los más firmes candidatos que aparecerán en la próxima planilla de votación.

El panameño Mariano Rivera cumple cinco temporadas en el retiro y es favorito para sumarse a la lista de exaltados en su primera oportunidad, un privilegio que únicamente han conseguido cuatro peloteros nacidos fuera de Estados Unidos: su compatriota Rod Carew, Roberto Clemente y últimamente Pudge y Pedro.

El boricua Edgar Martínez acompañará en la papeleta a Rivera, con la doble condición de ir a su última elección y haber sido el más votado entre todos los que no lograron su placa de bronce en esta oportunidad.

Con Edgar ha sucedido un debate cuyo resultado es esa puerta entreabierta que está entre él y el pabellón, luego de que 70,4 por ciento de los miembros de la Asociación de Cronistas del Beisbol le incluyera en los papeles, menos de cinco por ciento por debajo de lo requerido para conseguir la trascendencia.

El antiguo antesalista y designado, emblema de los Marineros de Seattle durante 18 campañas, dejó números brillantes, con promedios de .312/.418/.515, dos títulos de bateo y un OPS de .933 que únicamente es superado por 19 miembros del Salón de la Fama.

El dominicano David Ortiz, el bateador designado más célebre de los últimos tiempos, no igualó el OPS del nativo de la Isla del Encanto, a pesar de que sacó 541 pelotas de parque.

La próxima será la última oportunidad para Edgar y puede que sea la vencida. Pero las dudas que algunos han mantenido con él no parecen existir con Rivera, el pitcher con más salvados en la historia de las Mayores (652) y el dueño de la mejor efectividad ajustada de todos los tiempos (205), nacida de un promedio de carreras limpias que quedó en 2.21 luego de 19 campeonatos, a pesar de haber tenido que rivalizar con los grandes sluggers de la Era de los Esteroides.

Ambos están a las puertas de un logro inédito: que dos latinoamericanos sean seleccionados por los cronistas en un mismo año. Y junto a ellos estarán entre los elegibles Omar Vizquel, Manny Ramírez y Sammy Sosa.

Bob Abreu y Alfonso Soriano estarán en carrera para la Clase de 2020. Aramis Ramírez entrará al proceso con vistas a 2021 y Ortiz será candidato para 2022. Eso, sin contar con que Alex Rodríguez, nacido estadounidense, aunque de padres quisqueyanos, será parte junto a Big Papi en esa lista de seleccionables.

A-Rod y Miguel Tejada deberán enfrentar las dificultades que ya han experimentado Manny, Sosa y otros célebres astros cuyos nombres han estado relacionados con el consumo de sustancias no permitidas para mejorar el rendimiento deportivo, como Barry Bonds y Roger Clemens, cuyo ingreso a Cooperstown ha sido postergado debido a la reticencia de los votantes por tales antecedentes.

Diatribas aparte, es casi seguro que se hablará en español el año entrante. Y que los discursos en castellano seguirán repitiéndose.

Porque a candidaturas como la de Ortiz, al presumible ascenso del venezolano Vizquel (que debutó en la votación con 37 por ciento, más de lo obtenido en su debut por su compatriota Luis Aparicio) y a la discusión que generarán Abreu y Aramis, se sumarán algunos veteranos que se mantienen activos y que parecen haber logrado todo lo necesario para ser parte del templo algún día.

Esas estrellas de innegable brillo son Albert Pujols, Adrián Beltré y Miguel Cabrera, con Félix Hernández, Bartolo Colón y Francisco Rodríguez un poco más atrás, aunque estos no tienen el sello indiscutible de aquellos tres. Robinson Canó también estaba bien encaminado, pero dio positivo por dopaje hace algunas semanas y deberá superar ahora el juicio de los electores.

Sólo 10 latinoamericanos habían logrado la ansiada placa de bronce antes de 2015. Desde entonces, ya son tres los nuevos inmortales de la región. Y esperen, porque vienen más palabras de agradecimiento en castellano, comenzando con el discurso que ya debe tener pensado Mariano Rivera.