Un viejo amigo me contó que hizo un viaje al norte de México, estuvo por el desierto y la sierra, se encontró con una comunidad que lo acogió unos días. Me hubiera gustado estudiar para doctor, le platicaba a uno de los jefes de la comunidad y aquel hombre no pudo entenderla. Mi amigo trató de explicarle el verbo “hubiera”, el hombre aun con ejemplos, seguía sin llegar al entendimiento de aquella palabra. ¿Cómo explicas un “hubiera”? ¿Cómo explicas un tiempo que no puede perderse porque todavía estás aquí? Los siguientes días en aquella comunidad en lugar de tratar de explicarles el “hubiera” mejor trató de comprender la concepción del tiempo de aquellas personas. Ellos no podían entender un verbo que hablara de un tiempo que se perdía en el pasado y se manifiesta casi como una lamentación en el presente. Quizás era por eso, es que aquella comunidad vivía tanto el presente, que su lenguaje no entendía el pasado y tampoco les asustaba el futuro.