Ya no hay, en este momento, evento deportivo importante para mí. Lo más importante en mi vida ya no está. Es mi madrecita querida, mi atleta natural. Se acabó la parte más importante de mi vida, la razón de mi alegría, la razón de mi existencia; mi madrecita querida ya no está. Se fue mi madrecita querida... Mi madrecita querida no sabía de deportes pero me mantenía en forma cuando de compra me mandaba; corriendo debía ir y corriendo debía venir... Mi madrecita querida, mi atleta natural… No tenía entrenadores mi madrecita, pero caminaba kilómetros sin descansar. Todos los males los enfrentaba con voluntad, los superaba y volvía andar. Un árbol de roble era mi madrecita que en las mañanas al despertar siempre estaba dispuesta a la mejor carrera dar.

Como la mejor de las atletas siempre dispuesta a correr el maratón más largo, dar el salto más alto, dar el salto más largo. Era mi madrecita mi atleta natural…No había odio en el corazón de mi amada madrecita. Era poeta mi amada madrecita. Todos los seres humanos eran iguales para ella; a todos los amaba mi querida madrecita. Componía canciones inspirándose en mí. Era poeta mi amada madrecita. En la misma fecha de un campeón, de Sócrates el doctor, me dejó mi madrecita. Una penosa enfermedad su cuerpo de roble marchitó. Se fue mi querida madrecita… Hasta siempre madrecita… Allá en el paraíso de Dios haremos juntos la más larga caminata. Adiós madrecita querida, mi atleta natural.

En memoria de mi Madrecita querida (1934 – 2018)