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"La incapacidad de los capacitados"

Los seres humanos y su infinita capacidad de menospreciar a los demás

Debatimos en asambleas, congresos, en el hogar y en espacios públicos, que, todos somos iguales y por ende todos los seres humanos respetamos las mismas leyes universales; ¿realmente las respetamos?

Las sociedades forjan un mundo dominado por arquetipos sociales infundados, nos dicen desde niños como debemos conducir nuestras vidas en un futuro, nos enseña a tratar a los demás y nos dicen “todos somos iguales” para efectos de Dios, las leyes, y todo lo inherente a la vida.

Si todos somos iguales, ¿Por qué no puedo jugar con ese niño del bastón y las gafas obscuras mamá? Le escuche preguntar a un chiquillo un domingo en el parque a su madre, quien simplemente se limito a ignorar la pregunta…

Si estamos con personas que llamamos “capacitados” es decir que cuentan con todas sus funciones motoras, puede hablar con fluidez, observa el mundo que los rodea y es socialmente “apuesto o hermosa” sin importar que lleve puesto lentes obscuros para protegerse del son dentro de un recinto dominando por la luz artificial opaca, le miramos la cara y especialmente a los ojos que no vemos, claro está.

Pero, si coincidimos en la calle con una persona que tiene su capacidad visual disminuida o inexistente, evitamos en la conversación mirarle la cara y en especial los ojos, porque es una persona “discapacitada” que no puede vernos. Sabemos desde niños cuales con las reglas del buen oyente y del buen hablante, pero no sabemos con nuestra “capacidad” tratar realmente a todos por igual.

Contamos con trasporte público en nuestro país con espacios “especiales” para personas con sus funciones motoras limitadas o nulas, me refiero en este particular a las extremidades inferiores y a personas en sillas de ruedas; ¿Cuántos han logrado ver a una persona con esta descripción dentro del trasporte? ¿Será por el hecho que subir es imposible con un escalón sin rampa? O es un poco más “simple” ¿Qué el pasillo de entrada y el torniquete no tiene el ancho necesario?

Cambiando el escenario, los “capacitados” constructores y diseñadores que hacen con frecuencia los parqueaderos destinan un determinado número de puestos -uno o dos- para personas “discapacitadas“ pero su “capacidad los hace incapaces de hacer los puestos más anchos o más cercanos a las puestas de acceso del lugar y con mas penuria digo, que si piensan en los dos elementos anteriores no colocan rampas para acceder a la acera y por supuesto esta es muy alta…

Me pregunto si tantas discusiones en asambleas, donde se vela por los derechos y la igualdad humana, se vieran presidida por los grupos que nos encanta llamar minoritarios y por aquellos a los que un grupo de “capacitados” determinaron “discapacitados” cuáles serian los resultados, seguramente tendríamos diseños de metros con puestos más funcionales y no necesitaríamos remover butacas, tendríamos parqueaderos con un mayor número de puestos azueles que por desagracia un “capacitado” ocuparía con viveza…

Decimos en plazas, en los hogares y en los gobiernos, que somos iguales, nos enorgullece como sociedades llevar la bandera de la igualdad, falacias; a la par de ese discurso corre uno con mayor fuerza, y es el que separa a los hombres de grupos de “capacitados” y discapacitados” segregamos a las personas por condiciones y es sabidos que al marginar a un grupo o hacerlo minoritario solo incrementamos los conflictos y no aportamos soluciones.

La discapacidad es un término que en mi particular solo hace referencia al miedo a lo diferente, a la intolerancia y a la segmentación de grupos sociales con tal o cuales características, discapacidad para mi es sinónimo de discriminación.

Manuel Niss Quintana. www.culturandante.com