Finalmente se ha ido.

Cristiano Ronaldo, el ídolo del club merengue durante 10 años, fue traspasado a la Juventus por una suma apenas mayor a los 110 millones de euros. El delantero luso ha sido, con toda certeza, el jugador más talentoso que ha pasado por el club blanco y no es descabellado pensar que pasará a la historia como el mejor y más completo goleador de todos los tiempos. Un hombre que a sus 33 años hace gala de condiciones físicas propias de jugadores 10 años menores. Instinto infalible, definición nunca antes vista y el toque divino del talento sumado a una disciplina abrumadora y un trabajo personal excepcional le han valido el apodo de 'el Bicho'.

Durante una década, el Bicho fue el último bastión de la resistencia merengue ante un avasallador Barcelona que en su momento lo ganó todo. Contra todo pronóstico, el Bicho se las apañó para hacerse con premios tanto individuales como colectivos y, año tras año, fue mejorando y haciendo mejorar a sus compañeros hasta convertirse en el bombardero insignia del Real Madrid durante su hazaña histórica de ganar tres Copas de la UEFA Champions League de manera consecutiva. Cuatro en cinco años. He ahí el apabullante legado del Bicho.

Todos los demás clubes de Europa (entre ellos el Bayern, el Atlético de Madrid y su club actual, la Juventus de Turín) han padecido la contundencia de Cristiano en menor o mayor medida, pero con efectos igual de demoledores. Todos los clubes europeos, absolutamente todos, saben lo que es sufrir en contra a un delantero de tales condiciones y características. Todos, excepto el Real Madrid. Ahora se ha ido. Cristiano ya no estará ahí para anotar un hattrick salvador o convertir un tiro libre alucinante. Tampoco estará -y sospecho que se le echará mucho de menos- a la hora de convertir un tiro penal que resulte decisivo para la victoria del club. De hecho, con un poco de mala fortuna, será el mismo Real Madrid quien tendrá que sufrir al monstruo que durante años alimentaron.

Sin Cristiano ni Zidane (mejor jugador y mejor técnico de la historia del club respectivamente), sin un referente de área de garantías y con un nuevo DT, quien tendrá que probar ser digno de estar a la cabeza del vestuario más complejo de Europa, más la apuesta absoluta por jóvenes promesas de las que nada se sabe, en el Real Madrid se preparan, por primera vez en diez años, para enfrentar el invierno más duro del que se tenga memoria, y esta vez CR7 no estará ahí. Solo un proyecto sólido y una combinación de suerte y talento podrán evitar que la temporada que se avecina sea un cero absoluto para el club merengue.

Se acerca el día 1 del año 1 después de Cristiano, y en el horizonte se avizoran tiempos oscuros y tenebrosos para la Casa Blanca.