Si hay algo que ha revolucionado el fútbol en los últimos años, más allá de los goles de último minuto y las celebraciones extravagantes, es el VAR (Asistente de Árbitro por Video). Desde su introducción, el VAR ha sido el héroe y villano en muchas canchas, creando momentos de pura euforia y otros de frustración colectiva. ¡Veamos cómo esta maravilla tecnológica ha impactado nuestro querido deporte!

El VAR: El amigo que lo ve todo

Pongámonos en situación: minuto 89, tu equipo está ganando por un gol, pero en el área hay una mano sospechosa. Antes del VAR, dependíamos del árbitro y de nuestra capacidad de gritarle "¡Árbitro ciego!" o cosas peores desde el sofá que dejaremos para nuestra intimidad. Ahora, el VAR es ese amigo que lo ve todo, en cámara lenta y desde todos los ángulos, como si fuera el director de una película de acción o suspense según se mire.

El objetivo del VAR es simple: corregir los errores claros y obvios. Pero, en la práctica, el "claro y obvio" a veces parece un concepto elástico. Una pequeña falta o un fuera de juego milimétrico que ni el mejor cirujano podría medir a ojo desnudo, puede convertir un estadio entero en un mar de suspenso, esperando a que el árbitro haga su caminata de poder hacia la pantalla al borde del campo.

La emoción (y frustración) del momento VAR

El VAR ha agregado una nueva capa de drama al fútbol. Antes, sabías que cuando el balón cruzaba la línea de gol, podías celebrar sin reservas. Ahora... bueno, mejor esperar a ver si el VAR no ha detectado una uña fuera de juego o un contacto microscópico. Las celebraciones ya no son inmediatas, sino una mezcla de emociones: el jugador anota, corre como loco, mira de reojo al árbitro... ¿Hay revisión? ¡Es un caos controlado!

Por supuesto, este "factor suspense" no siempre es bienvenido. Para algunos, el VAR ha robado la esencia pura del fútbol, convirtiendo el flujo natural del juego en una especie de telenovela tecnológica donde cada escena requiere una repetición. Pero ... ¡bienvenidos al futuro!

Lo bueno y lo malo del VAR

¿Lo mejor del VAR? Sin duda, ha traído más justicia al juego. Los goles en fuera de juego que antes pasaban desapercibidos, o los penaltis que jamás debieron ser concedidos, ahora son corregidos (la mayoría de las veces). ¡Se acabaron los goles "fantasma" y las manos descaradas que quedaban impunes!

Pero claro, no todo es perfecto. A veces, el VAR se toma su tiempo... demasiado tiempo. El ritmo del juego se enfría y los fanáticos, ya con el corazón en la boca, tienen que esperar y esperar para saber si pueden volver a respirar. Además, las decisiones del VAR no siempre son tan claras como quisiéramos. Esa línea del fuera de juego, ¿la dibujaron con regla o con ojo de buen cubero? ¡Es el eterno debate!

Lo único seguro es que el VAR ha llegado para quedarse, y aunque no es perfecto, sin duda ha hecho el fútbol un poquito más justo o no... y mucho más entretenido o no según a quien preguntes. Entre revisiones, celebraciones interrumpidas y discusiones en redes sociales, el VAR es el personaje secundario que siempre termina robándose el show. Así que, la próxima vez que tu equipo anote, no olvides: ¡espera por la revisión!

Sala VOR (otro día hablaremos de ella), analizando un "piscinazo"