Nos hemos acostumbrado a ello, pero no deja de ser algo inquietante. La presión a toda pista en categorías inferiores, empezando desde incluso benjamín, es algo común dentro del mundo del baloncesto, donde la presión a la que los entrenadores están sometido hace que primen ganar por encima del aprendizaje de los jugadores.

Desde mi experiencia como jugador, entrenador y árbitro, es una práctica habitual. Si un entrenador sabe que el equipo rival es inferior al suyo, plantea la presión a toda pista, con la intención de ganar el partido rápidamente (según la competición y la categoría, cambia la diferencia en el marcador a la que se cierra este y dejan de contarse los puntos). Una vez el partido ya lo tiene en su bolsillo, es cuando decide hacer diferentes jugadas o buscar cosas distintas, intentando que los jugadores aprendan diferentes cosas.

Ahí está el debate. ¿Es lícito primar el resultado por encima del aprendizaje? ¿Que aprenden tus jugadores si solo roban y anotan sin dejar al rival pasar prácticamente de medio campo? ¿Como podríamos cambiar esa dinámica?