En agosto de 1948 falleció "Babe" Ruth, el pelotero más importante de las grandes ligas.
George Herman "Babe" Ruth si no es el más grande beisbolista de todos los tiempos, sí es el mayor ícono de la pelota caliente.
Su personalidad arrogante y desenfadada y los excesos contrastaron con los récords y los campeonatos, que marcaron un antes y un después en el béisbol.
Por casi 40 años, Ruth mantuvo el récord de más homeruns en las Grandes Ligas, con 714, hasta que Hank Aaron lo rebasó en 1974; el de más palos de vuelta entera en una temporada de 60 fue menos longevo, pues Roger Maris pegó el 61 en 1961.
No obstante, el legado que más perduró está fuera de los libros de estadística, pero provocó ríos de tinta en los de historia: la maldición del Bambino, que provocó 86 años de desazones para los Boston Red Sox, el equipo en el que debutó Ruth.
Ruth se retiró en 1935 y falleció el 16 de agosto de 1948 a causa de un cáncer en la garganta. Se fue a la tumba como poseedor de los récords y con la "tranquilidad" de no haber visto al equipo que lo traicionó al venderlo con otro banderín.
El cuerpo de Ruth estuvo dos días afuera del viejo Yankee Stadium, llamada "la casa que Ruth construyó", donde se calcula que más de 100 mil personas acudieron a despedirlo.
Y en pleno 2018 sus récords ya fueron rotos, los Red Sox ya rompieron su maldición y la casa de los Yankees fue renovada con un estadio nuevo enfrente de donde estaba el anterior, pero aún acude gente a su tumba a ofrecerle bates, pelotas, gorras y jerseys, al igual que cerveza, whiskey, puros y hot dogs para honrar los gustos -y excesos- de la leyenda.
Porque los grandes deportistas trascienden a las estadísticas y los récords.
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